Esta semana, en la tienda virtual de la Casa del Libro, aparece como número 1 de ventas de ficción el libro de Stella Gibbons, La hija de Robert Poste, editado por Impedimenta. En la lista aparece por delante de las novedades de Julia Navarro, Arturo Pérez-Reverte, Matilde Asensi o Stephenie Meyer.
Cualquiera que haya pasado por aquí alguna vez sabrá la poca, por no decir ninguna, estima que se tiene aquí por las listas de libros más vendidos, premios literarios y demás informaciones que no hacen más que establecer un escalafón falso que nada tiene que ver con la literatura.
Ahora bien, el hecho de que a uno le de igual todo eso no obvia que vive rodeados de congéneres que no piensan igual que uno, y que sabe, perfectamente, de la tendencia del ser humano a actuar de modo gregario imitando lo que hace el vecino.
Por esas y por muchas otras razones, por ejemplo porque el libro es divertido y es mucho mejor que los bodrios a los que ha adelantado en la mencionada lista, no quiero dejar de alegrarme y de recomendar a la gente que imite al vecino. Esto es, que en vez de comprar esos libros siempre iguales compre este, que es igual, también -de no serlo no estaría en el primer puesto de esa lista-, pero menos y que algo más reportará a sus lectores.
Y, por supuesto, darle la enhorabuena a Enrique Redel, que se lo ha currado para que todo esto suceda.
Al escribir esto me he acordado de la camarera que regenta el café que está en la esquina de la plaza de San Vicenç de Sarriá con la calle de Mañé y Flaquer. Durante la última visita que hicimos a Barcelona entramos junto con el editor de Alpha-Decay a tomar un café allí y cuando él se presentó como editor, y a mí como autor, la camarera nos habló del placer que los libros de Impedimenta le producían. Se había hecho la propuesta de irse comprando todos los libros de la editorial a medida que le fuese posible. Ya tenía seis o siete, nos dijo, y casi todos le gustaban una vez leídos y siempre le resultaban atractivos cuando los veía en las mesas de novedades. Le dijimos que le comentaríamos a Redel que tenía una fan en Sarriá. No me he acordado hasta hoy y no se lo había dicho todavía. Así que así tiene dos regalos, un montón de compradores y una lectora fiel.
Hala, a la librería, y compren, por una vez, el libro que está como el más vendido.