En medio de esta euforia en la que todos, yo incluído, participamos, que nos obliga a detener nuestra existencia cada tres o cuatro días para reunirnos todos frente a los televisores y sentir una extraña identificación con un grupo de jóvenes con los que en circunstancias normales no tendríamos ni media palabra que intercambiar, en mitad de esta enorme idiotez que convierte las calles en exaltaciones patrióticas y los periódicos e informativos en un monumento a lo banal, resulta doblemente interesante leer esta estupenda columna de Rafael Spregelburd, publicada en el rotativo Perfil de Buenos Aires hace ya unos días. Bueno, uno puede leerla, disfrutarla e, incluso, ponerse verde de envidia al compararlas con los superficiales paripés a la galería que leemos en los periódicos de acá.
«La ética es la estética del futuro.»
Lenin
«La verdad es siempre revolucionaria.»
Gramsci
«Y es que el público es un examinador, pero sin duda uno distraído.»
W. Benjamin
04 julio 2010
En medio de los mundiales
En medio de esta euforia en la que todos, yo incluído, participamos, que nos obliga a detener nuestra existencia cada tres o cuatro días para reunirnos todos frente a los televisores y sentir una extraña identificación con un grupo de jóvenes con los que en circunstancias normales no tendríamos ni media palabra que intercambiar, en mitad de esta enorme idiotez que convierte las calles en exaltaciones patrióticas y los periódicos e informativos en un monumento a lo banal, resulta doblemente interesante leer esta estupenda columna de Rafael Spregelburd, publicada en el rotativo Perfil de Buenos Aires hace ya unos días. Bueno, uno puede leerla, disfrutarla e, incluso, ponerse verde de envidia al compararlas con los superficiales paripés a la galería que leemos en los periódicos de acá.