Este librito cuenta algo tan común y sencillo, algo tantas veces vivido y visto como es la amistad de dos adolescentes y sus primeros devaneos amorosos. Alude a lo tenso de las relaciones familiares, a los primeros desengaños y al modo en que, muchas veces, a través del dolor se llega a la alegría. Y todo eso en apenas cuarenta páginas construidas desde un discurso plenamente coherente y que se revela como el gran acierto del libro. Porque, conviene no olvidarlo, muchos podrían tener detrás de sí el bagaje de las dos protagonistas de este relato, pero quizás no todos sabrían vertebrarlo como lo hace Dosio para deleite del lector. El estilo de la narración permite, al mismo tiempo, que nos encontremos con la voz y la percepción del mundo de las dos adolescentes, Clarita y la narradora, y la mirada, distanciada, de la mujer que recuerda aquellos hechos, que puede ironizar, sin caer en el sarcasmo o en la burla, sobre todo aquello, que sigue mirando con cariño y, por qué no decirlo, cierta nostalgia.
Sencillo, directo y breve, inolvidable, la historia de las dos amigas y del horroroso perro de una de ellas, que da título al libro, es uno de esos libros que se disfrutan con el placer de lo ya conocido que se va tornando, a cada vuelta de página, en nuevo y sorprendente. Un libro lleno de vida, que no es poco entre tanta alambicada retórica y metaliteratura vacua.
Para los que todavía no lo han leído, decirles que están de suerte, tienen el texto completo en el blog de la librería y editorial Eterna Cadencia.