14 agosto 2009

Mutaciones sorprendentes


Miranda July es una de las creadoras más interesantes del panorama internacional, ya sea en su faceta de artista visual, como la realizadora cinematográfica o la de escritora. Se da el caso, además, de que es de los pocos artistas visuales que no sólo usa de modo reiterado la palabra en sus obras, sino que es consciente de que el mundo de la imagen en el futuro estará más ligado a la palabra de lo que muchos suelen pensar. Sin ir más lejos basta con comprobar cómo funcionan las búsquedas de Internet, donde no hay baremo alguno o anclas para rastreos de imagen si no están convenientemente etiquetadas mediante palabras.
Pero otra de las cosas que convierte a July en una autora que me interesa más son los curiosos fenómenos que se están produciendo en torno a la difusión y progresiva difusión de su obra. En la foto tienen las cuatro cubiertas que están disponibles para los compradores en la edición en tapa blanda. En la edición original podían elegir entre la amarilla y la rosa. A mí me parece un ejemplo magnífico de buen gusto y sabio uso de la tipografía. Partiendo del hecho de que July es una creadora con una nutrida producción visual, la elección de una cubierta sin imagen alguna deja muy claras las intenciones sobre cómo quiere que se produzca la aproximación a su libro.
Por eso me resulta doblemente curiosas las decisiones que se están tomando a la hora de traducir el libro en otros países.
En Francia, a comienzos de 2008, decidieron cambiar el título, no sé si por la dificultad de trasladar el sentido de No one belongs here more than you al francés, que lo dudo, sino seguramente porque a los editores de Flammarion les parecía que era más vendible un libro con el título Un bref instant de romantisme, que es la traducción del título de uno de los relatos del libro. Además se animaron a modificar la idea de la cubierta. Mantuvieron la tipografía, aunque destacaron con un mayor tamaño a la autora frente al título del libro -bueno, ya sabemos como son los franceses y la política de autor que gastan por allí-, pero decidieron que con una imagen de portada se vende mucho mejor un libro. Así que tiraron de una fotografía ciertamente muy sugerente de Mark Borthwick a sangre como imagen de fondo.
La traducción alemana, ya en la primavera de 2008, corrió por parte de la prestigiosa editorial suiza Diogenes Verlag. En este caso decidieron tirar del título de otro de los cuentos, Zehn Wahrheiten (Diez verdades). El diseño, en este caso, ya no tiene nada que ver con la edición original. Han usado la rígida maqueta de todos los libros de Diogenes y han usado la misma foto de Borthwick.
En Italia se dieron un poco más de prisa. Feltrinelli tradujo el libro ya en el año 2007, con un título que traduce tan sólo parte del original: Tu più di chiunque altro (Tú más que nadie), done la idea de pertenencia se queda por el camino. La cubierta no tiene nada que ver ni con el formato original, ni con la fotografía que han usado reincidentemente los otros editores. Incluso la tipografía cambia en la edición de bolsillo aunque se mantiene la imagen de cubierta de la edición en trade escogida.
En España los responsables de Seix-Barral se lanzaron a editar el libro en la primavera de 2009 y han optado por una curiosa mezcla de lo ya comentado. En lo tocante al título son, curiosamente, los más fieles, ya que Nadie es más de aquí que tú es muy cercano al original. Pierde ligeros matices pero sabe trasladar de un modo muy fiel el concepto (enhorabuena en este sentido a Silvia Barbero). Ahora, en el diseño siguen la maqueta tradicional de la editorial con la fotografía de Borthwick, una vez más.
Conviene recordar una vez más la mil veces repetida cita de Juan Ramón Jiménez: un mismo libro, editado de manera distinta, dice otras cosas. ¿Para cuándo se respetará las voluntades del autor y el discurso gráfico que sostiene los libros? Pedir esto en una sociedad que acepta de modo natural y acrítico leer un texto en la pantalla del ordenador o en una PDA, en un e-book que salido de una impresora, y que tiene verdaderos problemas a la hora de gestionar algo tan sencillo como el catálogo de fuentes de su ordenador -hay verdaderos terroristas tipográficos por ahí sueltos-, suena casi verbalización de un deseo ilusorio. Lo sé, pero no por ello hay que olvidarse de recordarlo cada cierto tiempo. Voy a permitirme soñar: los editores de Seix Barral leen esto y, para cuando tengan que lanzar el bolsillo tienen un poco más de cuidado con estas cosas. Total, si sacan pecho con su colección Únicos deberían darse cuenta de que el acabado de un libro es más importante de lo que se suele pensar.


Como curiosidad final, para los interesados, pueden ver una curiosa entrevista/conversación entre la autora y su libro. Uno no sabe si esta mujer es genial o está como una regadera, posiblemente las dos cosas, ahí radica su encanto.