Posiblemente, si me preguntan qué escritor recordaré de entre mis lecturas del año 2011, Gay Talese ocupe un lugar destacado. Hace tres años era casi imposible encontrar ejemplares de sus libros y la publicación de Retratos y encuentros el año pasado en Alfaguara sirvió como detonante para la recuperación de su obra. En Debate han recuperado la edición ya descatalogada que se publicó en los ochenta en Grijalbo de La mujer de tu prójimo y ahora, con nueva traducción respecto a la antigua edición de Grijalbo, aparece en Alfaguara Honrarás a tu padre. Y he devorado ambos con el placer casi adolescente que se encuentra en los mundos que te ofrecen un mundo en el que sumergirte. Con la diferencia de que, en el caso de ambos libros, ese mundo es el mismo en el que, día a día, desempañamos nuestras rutinas. Porque lo verdaderamente fantástico, valga la paradoja, de los libros de Talese es que están construidos desde hechos reales perfectamente contrastados. Buena parte de la atención que la no-ficción y la crónica merece hoy entre los lectores tiene que ver con los patrones y modelos que Talase ha ayudado a instaurar.
De Honrarás a tu padre podría decirse prácticamente lo mismo que ya escribí sobre La mujer de tu prójimo. Sin duda lo más determinante, lo que convierte estos libros de Talese en piezas fundamentales, es el modo en que el autor se ha acercado a las fuentes para construir su discurso. No basta con entrevistarlos, no es suficiente con documentarse hasta la extenuación. Si uno quiere escribir un texto donde realmente aparezcan las motivaciones y las dudas de los personajes y que éstos no tengan problema en aparecer allí con sus nombres verdaderos, sin que haya ningún tipo de máscara que oculte la verdad al lector, hay que formar parte de sus vidas. Talese lo hace. En un esclarecedor epílogo -los epílogos de sus libros son una muestra de que puede irse un poco más allá cuando ya parece que se han hecho todas las acrobacias, demostrando que trabaja, siempre, sin red- queda clara la relación de amistad que se ha llegado a establecer entre Talase y Bill Bonnano, y la participación que el propio Talese ha tenido en la historia, algo que hasta ese momento nos sospechábamos por la capacidad de construir la objetividad del autor. Incluso, llega a implicarse con los personajes del libro hasta el punto de que, como confiesa en el prólogo, llegó a involucrarse personalmente en la financiación de la universidad de los hijos de Bill Bonnano. No es, me temo, una sencilla cuestión de agradecimiento por el material facilitado para un éxito. En absoluto. Bill Bonnano y Gay Talese tienen mucho más en común de lo que podría pensarse.
En el ya citado epílogo, Talese explicita que el origen del libro tiene mucho que ver con la rabia que su padre sentía cuando, por tener un apellido italiano, era automáticamente señalado por la sociedad como un hipotético delincuente. Bill Bonnano, curiosamente, es alguien que pese a haber crecido como un joven estadounidense más, casi un WASP, se ve abocado a continuar con la tradición familiar dentro del crimen organizado. Y es eso, el modo en que la segunda generación vive esa herencia, lo que une mucho a Bill Bonnano y Gay Talase. Son más parecidos de lo que podría pensarse, y eso facilita la relación que se establece entre ellos. Hay un momento, de hecho, cuando queda claro que muchos de los implicados en el libro, sobre todo la familia más íntima de los Bonnano, ha terminado usando al periodista como un modo de comunicarse, que en buena medida han terminado sabiendo muchas más cosas de sí mismos y de sus seres queridos a través de la lectura del libro. Porque la ley del silencio que rige la convivencia de la familia es un lastre demasiado pesado en ciertos aspectos. Y en medio de todos ellos, el hombre, verdadera leyenda, Joseph Bonnano, del que apenas llegamos a saber nada, lo que no hace sino engrandecer el mito que proyecta sobre toda su familia y el resto de sus colegas dentro del crimen organizado por su singularidad.
Por lo demás hay que repetir lo que tantas veces se ha dicho de este libro. Frente a creaciones audiovisuales como la saga de El Padrino, las incursiones de Scorsese o la ya mítica por derecho propio The Soprano's, y a algunas creaciones literarias -curiosamente mucho menos vistosas y reconocidas- la importancia de Honrarás a tu padre tiene mucho que ver con la cantidad de información de primera mano que Talese manejó, en muchos casos más que los propios investigadores del FBI o los fiscales, lo que humaniza mucho más la visión que ofrece de esa entidad todavía discutida que ha dado en llamarse Mafia. La articulación narrativa de lo que podría haber sido tan sólo un libro de entrevistas y testimonios hace de su lectura un placer constante, una agitación -thrill- que no da tregua al lector desde la primera hasta la última página, y son seiscientas. Así que el lector tiene el doble regalo de poder documentarse de modo muy pormenorizado en las acciones criminales, la organización de las familias, la vida rutinaria de todos ellos y hacerlo de un modo vivaz y entretenido gracias a la habilidad narrativa de este autor de no-ficción que sabe extraer de la realidad los más jugosos frutos.
Gay Talese Honrarás a tu padre Alfaguara, Madrid, 2011
En la foto aparece el autor comiendo pasta y tras él una edición original del libro