Una de las novelas más interesantes de los últimos años, que mejor han sabido hablarnos de la sociedad española entregada a la especulación inmobiliaria y en la que la superficialidad se ha hecho dueña y señora de las relaciones sociales, es Crematorio, de Rafael Chirbes. Lo único que justificaba la falta de un mayor reconocimiento por parte de los medios es su mirada insobornable, incómoda en su representación del mercado en el que hemos convertido nuestra vida y del que viven muchos de esos medios. La escasa atención del público se explica por el desconocimiento masivo de su obra, y el jurado del premio de la Crítica ha explicitado que uno de los motivos de premiar esta novela es llamar la atención sobre la trayectoria de un autor comprometido con su época y que ejerce de mo insobornable su compromiso ético y estético. Porque una de las razones por la que se ha soslayado la voz de Chirbes es su mirada realista y natural del mundo que le rodea, pero esa mirada se sostiene en la novela premiada por una estructura trabajadísima y un estilo que destaca precisamente por su transparencia, por la capacidad de transmitir pensamiento, frente a la grasa retórica que suele valorarse por estos pagos.
Chantal Maillard goza dentro del mundo lírico con un prestigio más indiscutido, sobre todo porque ha logrado aunar el reconocimiento crítico con el éxito popular –se han editado libros suyos con fajas promocionales, al estilo de los best-sellers-. La obra de Maillard destaca por su singularidad. Influida por el pensamiento oriental, entregada a una profunda reflexión sobre la filosofía dentro de la poesía y el lugar de esta en el mundo de hoy, como se puede ver en sus diarios.
Este año toca dar la enhorabuena a premiados y jurado: han acertado.
Aparecido en el diario Público en abril de 2008