Con esta nueva y cuidada traducción de la
primera gran novela de Mann continúa la actualización de los títulos del premio
Nobel que comenzó con La montaña mágica.
Citas “En mitad de una reunión compuesta de comerciantes y de hombres con
estudios, se te ocurre decir bien alto, para que lo oigan todos, que, en el
fondo, bien mirado, todo comerciante es un estafador…”
El
autor En la historia de los Nobel hay más ausencias
que aciertos en su concesión, pero si en algún momento atinaron fue al premiar
la obra de Mann. Sus ambiciosos proyectos novelísticos son, por un lado, la
culminación de la gran novela decimonónica, pero, al mismo tiempo, está
presentando ya un nuevo modo de mirar y representar la realidad. Desde el fino
retrato social e histórico de “Los Buddenbrook” hasta la capacidad simbólica y
discursiva de “La montaña mágica”, se construye una de las trayectorias más
sólidas e imperecederas de la historia.
Síntesis Cuatro generaciones de una familia de comerciantes de Lübeck sirven
para hablar de los cambios en la sociedad y en la familia a lo largo del siglo
XIX. La degeneración de la raza desde los fuertes y luchadores fundadores del
negocio familiar hasta los débiles e hiperestésicos descendientes, incapaces de
conservar la empresa heredada, sirve como excusa para hablar de una época
convulsa en la que nada parece cambiar de puertas afuera mientras que tras los
visillos todo se va derrumbando.
Comentario A todo lector le sorprende conocer que este libro fue publicado cuando
su autor contaba tan sólo con veinticinco años, tras haber trazado un atento, pormenorizado y portentoso retrato
de la sociedad burguesa de su ciudad natal que, por no salir muy bien parados
en el mismo, no gustó mucho a sus paisanos. Mann evidencia de un modo claro
que, ya desde sus inicios, se estaba labrando la obra de uno de los escritores
más importantes de todos los tiempos, destinada a transformar la concepción
misma del hecho de narrar. Con esta nueva traducción revisada, que se edita acompañada
de útiles añadidos como un árbol genealógico, un mapa de Lübeck y notas a pie
de páginas aclaratorias –nunca exhibicionistas del saber de la traductora-, se
devuelve a la actualidad una novela que, en realidad, nunca ha dejado de ser
frecuentada por los amantes de la literatura. Cuando recibió el Nobel, los
académicos suecos destacaron, lógicamente, de entre su obra este fresco
histórico que es, de sus novelas, la más entroncada con las grandes novelas del
siglo diecinueve –de hecho se puede decir que representa la sublimación de ese
modo de entender la novela- frente a otras obras posteriores, más incómodas
para ellos, que escapaban a al rígido canon académico del momento.
Pero, por encima de cuestiones que interesan
en mayor o menor medida a los historiadores de la literatura, lo mejor de Los
Buddenbrook es la novela en sí, llena de personajes únicos, escrita con una
humanidad subyugadora y narrada con una de las prosas más bellas y tersas que
se han escrito nunca. Sumergirse en esta novela, que permanece siempre actual y
con plena vigencia, es un placer indescriptible.
Thomas Mann, Los Budenbrook, Edhasa, Barcelona, 2008
Aparecido en el diario Público en marzo de 2008