¿Por qué después de más de quince años de
carrera un grupo se convierte en una referencia generacional? No basta con que
“Del montón” sea pegadiza, no basta con tener el apoyo de una discográfica y
los medios para llegar, cada día, a más gente. Quizá la respuesta esté en la
honestidad de las canciones y la hondura de la propuesta de Antonio Luque.
Frente a lo superficial y voluble del mercado discográfico, que cuando algo
funciona comercialmente se dispone a lanzar un ejército de propuestas clonadas,
o ante los productos prefabricados bien sea en programas de televisión o por parte
de productores que imponen sus criterios a intérpretes que son meras marionetas,
las canciones de Señor Chinarro destilan autenticidad a raudales.
Además, la sensibilidad de Antonio Luque es
única dentro del panorama español. Hace canciones pop con letras profundas y
sugerentes –nada que ver con los balbuceos o intrascendencia de la mayoría de
sus coetáneos-, y se le considera un cantautor sin hacer las típicas canciones
pegado a una guitarra y que parecen pensadas para el festival de la OTI –esas
canciones ubicadas entre la progresía de palo y el lirismo baboso de un
quinceañero-.
Y todo eso tomó cuerpo en el concierto íntimo –qué
lujo poder asistir a un concierto así- del Colegio de Médicos. Arropado por
batería, bajo y guitarra, protegido por una acústica, fue repasando algunas de
las canciones más celebradas de sus dos discos anteriores –“El fuego amigo” y
“El mundo según”- y presentando en directo buena parte del recién lanzado
“Ronroneando”. Todo los que han seguido la trayectoria de Señor Chinarro saben
de los conciertos accidentados de sus inicios. Pero eso ya ha quedado atrás,
ahora suena siempre correcto, las canciones se suceden impecables –salvo un en
la que Luque no terminó de entrar en el ritmo de tuna con que la tocaron- y se
permite incluso bromas sobre la necesidad de afinar a la perfección las
guitarras.
Cualquiera con oído y criterio sabe que Señor
Chinarro son un de las referencias musicales actuales, lo que acudieron al
concierto lo firmarían sin dudarlo.
Aparecido en el diario Público en abril de 2008