19 julio 2007

De tascas con Bono


Siempre se puede uno llevar sorpresas en las noches de Madrid. Además de largarse de los bares sin pagar o tener la suerte de conocer a alguien interesante, en las calles de la capital todavía hay espacios únicos, extaños. Uno, que no es muy mitómano, no acostumbra a peregrinar en busca de sitios bendecidos por la presencia de algún famoso. De hecho me dan un poco de grima los bares decorados con las fotos de los famosos, yo pienso en cómo se deben sentir ellos -si son normales, claro- cuando entran en un bar cualquiera a tomarse una caña y les sacan una cámara de fotos. Si un día vuelves a caer por ahí te ves colgado en la pared, y ya no es lo mismo, ya no se está tomando uno unas cervezas como un cualquiera más en un bar.
Pero hay cosas que exceden a toda la lógica: Un grupo de superventas mundial, con un líder carismático que se codea con los mandamases del mundo -siempre he dicho que si Bono se presentase a presidente de Irlanda barrería-, haciéndose una foto en una tasca vieja y entrañable de la calle Madera. Pero es verdad, y ayer lo vi con mis propios ojos.
Parece ser que después de la entrega de premios Amigo del año 2003 se acercaron con un fotografo que venía con ellos desde Los Ángeles -¿Anton Corbijn?- para hacerse unas fotos. No ha tenido, desde luego, mucha circulación, porque por lo visto eran para una revista de fans o algo así. Lo curioso es que, por lo que cuentan en el bar, sobre todo María Teresa, que hace unas croquetas únicas -hay que ir al bar por las croquetas, no por la foto de U2, sean mitómanos serios- los irlandeses pasaron de todo, menos Bono que se dedicó a probar la carta y felicitar a la cocinera.
Así que vayan allí, beban unas cervezas frías, cómanse unas croquetas, y si son mitómanos siéntense como los U2 para hacerse una fotografía. Yo creo que me senté en el taburete donde está The Edge, pero sigo tocando la guitarra mal.