11 octubre 2006

Por comentar algo


Una de las cosas más interesantes y novedosas del fenómeno blog es la capacidad de crear un canal de comunicación entre el administrador de la bitácora -que normalmente es el mismo que escribe en él- y los visitantes que exponen sus opiniones en él. En buena medida se puede afirmar que un buen blog es aquel en el que se establece un canal de comunicación intenso y exigente entre ambas partes.
Por eso uno dejó de incluir enlaces a los blogs del "grupo extremeño" -así lo bauticé yo- que tienen sus blogs enlazados entre ellos -y creo que deben ser, casi, sus únicos lectores- formado por Álvaro Valverde, Gonzalo Hidalgo Bayal, Santos Domínguez -este es el mejor, de obviedad en obviedad sin decir nada interesante- que no dejan a los lectores opinar de sus post. Lo veo lógico, porque son unos espacios dedicados al autobombo -personal y del grupo- y a la vendetta, así que los lectores son meros convidados de piedra en el asunto.
Otros son los mediáticos -los que cuentan con el apoyo de alguna empresa que los difunde y promociona- como los de Arcadi Espada o de Alejandro Gándara. Allí opina todo el mundo, y es se nota. La media del intercambio es paupérrima, pero no ya sólo desde un lado -el del lector- sino desde ambos, porque la realidad es que uno crea su audiencia desde su tribuna, y la mejor manera de formar al grupo de lectores es plantear un debate de una cierta altura.
Eso sucede, por ejemplo, en el caso del blog de Vicente Luis Mora. Y sucede, exactamente, lo que acabo de comentar. Cuando el post trata de poesía y demás aparece una verdadera marabunta de potastros y demás seres que debería inventariar un entomólogo diciendo verdaderas tonterías, planteando riñas personales, y demás material escatológico. Pero, en otros momentos, el intercambio de ideas toma verdadero fuste, y nos hace creer que en esto de los blogs hay un futuro, un canal marginal en el que intentar apresar la verdad.
Por supuesto, he evitado incluir este blog en alguna de las categorías mencionadas. Me da miedo pensar en cuál está.