06 febrero 2007

Para ser siempre niños

Los libros dicen unas cosas u otras según cómo se editen. Lo dijo muchas veces Juan Ramón Jiménez y viene bien repetirlo a propósito de una delicia que ha editado Media Vaca en la colección Grandes y pequeños. Se trata de un breve cuaderno –breve por extensión, no por el placer que otorga- que recoge un relato del argentino Marco Denevi ilustrado por el mallorquín Max. Es un ejemplo magnífico de las obras que pueden generarse a través de los cruces entre distintas expresiones artísticas. Como cualquier buen aficionado al arte sabe, Durero tituló a uno de sus sugerentes grabados, siempre cargados de símbolos y verdaderas muestras de hermetismo medieval, “El caballero, la muerte y el diablo”. Es famosísimo.
En 1966, Marco Denevi redactó un texto a petición de Alberto Manguel sobre el absurdo de la Guerra, de cualquier guerra de las muchas que hay, que son, como dice el texto, fragmentos de una única guerra, y de cómo esas guerras afectan a los hombres, de cómo los matan. Denevi trazó una reflexión bajo la apariencia de una digresión –toda reflexión es, en realidad, digresiva- para contarnos que ese caballero está ya muerto, por eso está acompañado de la muerte, y que el diablo espera para llevarse su alma. Y el único que parece comprender eso es el perro con que se encuentra el caballero en el camino de vuelta a casa, el perro que ladra a sus compañeros de camino, compañeros que él desconoce. Por eso llamó a su relato Un perro en el grabado de Durero titulado “El caballero, la muerte y el diablo”.
Max ha ilustrado esa narración con una serie de imágenes espléndidas, hilvanadas con el texto, que resultan tan atrayentes como todas las que nacen de sus pinceles, y que complementan excepcionalmente el texto. Además ha hecho una preciosa versión del grabado de Durero que está impresa en tamaño affiche y encartada en el cuaderno.
En resumen, el libro es una verdadera preciosidad, una delicia para el que lee el texto, para el que mira las imágenes, para el que toca el libro, para el que cuelga en la pared el póster. Como, es justo decirlo, casi todos los libros de Media Vaca, que ha logrado establecer una línea editorial siempre personal y siempre interesante. Los editores de Media Vaca nos hacen libros para sigamos siendo niños, con narraciones imaginativas y siempre bien ilustradas, como les gustan a los niños, sin que nos tengamos que avergonzar de ello. Y eso es algo maravilloso, porque uno necesita ser niño sin que se lo echen en cara.
Todo, absolutamente todo, es bonito en este libro. La labor de Max, el pulcro diseño de la edición –la sobrecubierta está impresa por las dos caras con imágenes diferentes, la cubierta también, y las guardas. Y la tipografía está cuidada como sólo los tipógrafos alemanes saben hacerlo. Es una verdadera delicia, no puede uno cansarse de repetirlo.
Y, además de hacerme pasar un rato maravilloso leyendo el relato y unos buenos ratos observando las ilustraciones, me ha servido para conocer una editorial, Büchergilde Gutenberg, que coedita este libro, y una colección, Die tollen hefte (Los cuadernillos prodigiosos), de la que forma parte como vigésimo séptimo volumen. Ya he encargado algunos en Amazon. No leo alemán, pero, con libros así, quién necesita leer.

Marco Denevi - Max. Un perro en el granado de Durero titulado “El caballero, la muerte y el diablo” Media Vaca, Valencia, 2006