02 marzo 2006

La laboriosa felicidad de la lectura


Para los que no la conozcan, hay una web sobre libros y dimes y diretes del gremio llamada literaturas.com
Dentro de la línea de la misma, que oscila entre el acierto rotundo y el comentario desnortado más flagrante, pero que por su libertad y frescura hay que agradecer y promover, se recogen en una sección los once blogs que, a juicio de los que realizan esta publicación mensual y virtual -perdón por la rima-, son dignas de ser visitadas. Está bien porque es una manera de poner al alcance de muchos más lectores el conocimiento de nuevos lugares en los que ser felices.
Es un placer para mí congratularme porque este mes ha aparecido en esa alineación -yo creo que lo de los once se debe a la afición futbolística- el blog de unos amigos. Se trata de Solo de libros, la laboriosa felicidad de la lectura, que viene a ser una mezcla de vademécum de reseñas sobre libros de los más variados estilos y propósitos y, al mismo tiempo, un sutil diario íntimo hecho a base de lecturas y la relación que todo apasionado por el libro acaba teniendo por ese objeto mágico que, a juicio de Borges, es el único que sirve como una extensión de la mente del hombre. Porque, y esa es una de las virtudes del blog en cuestión, no se habla de un libro que no se haya leído, y cuando se habla de él es, siempre, con el corazón en la mano, con honestidad, que es lo que a fin de cuentas más importa.
Me voy a permitir romper un poco de la magia para hablar de Emiliano y Laura, los hacedores -así, como los poetas- de esa biblioteca en la que tan sólo se exige amar la literatura para entrar a formar parte de ella. Espero que os sigáis dejando las pestañas entre libros, muchos os lo agradecemos.