16 marzo 2006

Los sótanos de la Historia


El otro día comentaba que el plano del metro de cada ciudad se me parecía cada vez más al esqueleto que la sostenía, o a su síntesis más depurada, tal y como me explicaban en las clases de lingüística de la facultad.
Parece ser que no deco ser el único fascinado por esas líneas depuradas de todo atisbo de humanidad y por las que, sin embargo, discurruimos.
Simon Patterson es un artista que se hizo famoso por una obra llamada The Great Bear, referida a la constelación que nosotros conocemos como la Osa mayor, Ursa maior. Dicha obra, que hoy posee la Tate Gallery, consiste en la sustitución de los nombres de las estaciones del metro de Londres por importantes figuras del arte, la política y demás. Son todas estrellas, de ahí que sean una constelación, y no una cualquiera, claro, sino la Osa mayor.
La idea no es mala, del mismo modo que la red de metro es un esqueleto de la ciudad, puede ser, del mismo modo, un esqueleto de la cultura y de la humanidad misma. Cualquiera que se haya movido tanto como yo por la red de Metro, sabe que es totalmente cierto.
Además es una de las maneras más originales de dar a entender que la Historia -perdón por la mayúscula- siempre se ha movido más en el subsuelo que en la superficie.