30 noviembre 2008

Bellatín por Mordzinski


Una foto única que tomó el gran Daniel en la edición de la FILBA de este año. Magnífica.

28 noviembre 2008

El Cervantes de hoy

Por fin se han encargado de limpiar el Cervantes, desde que Cela lo dejó suficientemente cubierto de mierda no habían premiado a un narrador español en condiciones. La entrada es de enero del 2006, pero creo que el tiempo la ha tornado vigente de nuevo:
Subida al monte Carmelo

21 noviembre 2008

La noticia del día

Pasará desapercibida, y tan sólo un grupo de entendidos sabremos que es, sin duda, la noticia del día. No hablarán de ella en el telediario, ni será una de esas noticias que se recopilan en los anuarios de los periódicos, pero en realidad, será la que nos proporcionará más placer de todas las que se han producido hoy. Un acuerdo entre la revista Life y Google va a permitir que cualquier usuario pueda acceder a diez millones de instantáneas que pertenecen al archivo de la revista. Ahí es nada. Yo no me resisto a compartir con todos una selección del universo que nos acaban de regalar.

13 noviembre 2008

Vente a Romania, Pepe

Estamos en tiempos de crisis y hay que apretarse el cinturón. No, ya sé que no es nada nuevo, es el discurso con que somos bombardeados a todas horas desde hace meses. Pero llama la atención como esa crisis se ve reflejada en la vida cultural. Y no hablo, desde luego, en los saraos de presentación de libros -que siguen produciéndose con la misma puntualidad de siempre, tan cargados de canapés de diseño como carentes de eco mediático-, o de debates y conferencias -porque las cajas de ahorros siguen teniendo mucho dinero que ahorrar en impuestos a través de sus fundaciones. No, me refiero a la vida cultural de verdad, la que consiste en acercar al ciudadano libros, películas, música y demás sin zarandajas mediáticas, sino de modo constante y eficaz. Sí, hablo de las bibliotecas. Parece ser que en el Ayuntamiento de Madrid no hay dinero para las bibliotecas. Se reduce el número de actividades que se organizan en ellas -o dependen de las donaciones de fundaciones y otros mecenazgos externos-, se reduce el número de adquisiciones -que puede llegar a ser inexistente de aprobarse un canon bibliotecario que no va a poder costearse-, y todo eso se produce bajo la excusa de la crisis.
No se dice que casi la mitad del presupuesto de la Concejalía de Cultura se va en un sólo día, o noche, mejor dicho, llamada La noche en blanco, que es un capricho mediático de enormes proporciones y lamentables resultados: los conciertos suenan mal, las exposiciones se colapsan, las actividades extraordinarias pasan desapercibidas. Todo en aras de unas acciones espectaculares que se ven reflejadas en todos los medios, que es lo único que al político le interesa -voy a obviar lo fácil de tildar esa política como un mal del partido que gobierna, no creo que Miguel Sebastián lo hubiera hecho mucho mejor-.
Pues bien, aunque no hay dinero para cultura, resulta que el ayuntamiento financia con 70.000 euros, imaginen para cuántos talleres, cuentacuentos, fondos daría ese dinero, el equipo de baloncesto de Georgetown -la universidad donde José María Aznar dicta clases-.
Mientras tanto, ¿quién suministra libros, vídeos y música a las bibliotecas municipales de Madrid? El gobierno rumano, a través de la biblioteca Metropolitana de Bucarest. 9500 títulos que ha regalado para que los ciudadanos rumanos -y todo usuario que quiera- puedan disfrutar de su cultura. Vistas las cosas así, tan sólo podemos afirmar eso de "Vente a Rumanía, Pepe."

10 noviembre 2008

Mercado y academia


No ha trascendido lo que cabría esperar una información paralela a la reciente concesión del premio Nobel de Literatura a Le Clézio: su ausencia de las librerías españolas. Si repasamos la lista de ganadores en lo que va de década obtenemos un censo de autores que tenían una presencia editorial y comercial en España evidente: Naipaul, Kertész, Coetzee, Jelinek, Pinter, Pamuk y Lessing. Todos ellos, salvo el húngaro y el británico, en editoriales del grupo Random House Mondadori, sirva como aviso de navegantes. Así, cuando se les concedió el premio, lo único que tuvieron que hacer los libreros fue buscar en sus estanterías y colocar los libros en la mesa de novedades -o, todo lo más, pedir a la distribuidora que les trajese más ejemplares. Con Le Clézio hemos podido comprobar algo mucho más preocupante: que la literatura ambiciosa, la que pasa a los manuales, no está presente en las librerías españolas.
Y no porque nunca se haya editado a Le Clézio en España. Tusquets lo intentó hace ya diez años y no funcionó. Antes lo hizo Debate -en la época de Bértolo- y tampoco. Los primeros fueron Seix-Barral y Barral, y no funcionó tampoco. En el momento en que se le concedió el premio, los únicos libros de editoriales españolas que estaban "vivos", no arrumbados en almacenes, eran la edición de El atestado de la colección de Clásicos Universales de Cátedra y una monografía menor sobre Frida Kahlo y Diego Rivera en Temas de Hoy.
Todos estos datos nos dirigen a una realidad que muchas veces se olvida: si Le Clézio no está en las librerías se debe, sobre todo, a que el mercado no ha seguido las sugerencias que le han ofrecido los editores a lo largo de más de treinta años. O sea, que el lector medio español no ha aceptado la propuesta narrativa de Le Clézio.
Ahora toca, una vez que le han dado el Nobel, llenar las mesas de novedades de libros suyos. ¿De dónde los sacan los libreros? De Argentina. Eudeba, El Cuenco de Plata, Adriana Hidalgo, etc. Y eso se debe a que a lo largo de esta década se ha producido una distanciación cada vez mayor entre lo que compra el público lector en España -libros de consumo fácil, intercambiable, que huyan de la complejidad- frente al lector hispanoamericano -que prefiere libros densos, singulares y de varias lecturas, quizá porque no hay dinero para estar comprando libros todos los días, y eso se nota-.
De todos modos, no deja de resultar curiosa la influencia del premio Nobel en la España de hoy. Cualquier lector medio sabe que, desde luego, no se premia la calidad literaria, que son otros los baremos y otras las razones por las que un autor se lleva el premio a casa. Pero cuando el que lo obtiene publica con ciertas editoriales -Saramago, Grass- la presión mediática se vuelca en destacar sus valores artísticos y éticos, mientras que en otros casos -Pinter, Jelinek- se obvian.
De todos modos, no termina uno de entender por qué los libreros corren a rellenar sus mesas de novedades con los libros de Le Clézio, por mucho premio Nobel que haya ganado, no por eso van a vender sus libros. Hace un mes que ganó el premio y ya nadie habla de él.

09 noviembre 2008

Monrovia, mi agenda literaria

Amigos, lectores, alumnos, enemigos, desconocidos, políticos, vendedores de pañuelos de los semáforos, camareros, farmacéuticos... Una lista interminable de personas me pedían que este blog fuera más informativo y menos crítico -algunos, piadosamente, decían analítico- porque las entradas son muy largas y lo que cuento en él me intersa solo a mí -sí, así de sincera es la gente cuando uno no les pide que lo sean. Y como no quiero cambiar este blog, que me gusta tal y como está, he decidido abrir esa agenda que me pedían. Se llama Monrovia y se puede visitar desde hoy a través de este enlace.
Espero que os guste y la encontréis, cuanto menos útil.

02 noviembre 2008

La desaparición de la muerte, la oscuridad del presente


Una cosa es que la muerte nos de respeto. Todos sabemos lo que supone la muerte, pero, de ahí a que desaparezca hay un gran paso. ¿Por qué digo esto? Hace tiempo que no compro periódicos en papel. Además de que me da mucha pereza ir hasta el quiosco, cargar con el periódico -siempre me he preguntado por qué no tienen formatos más manejables, los siguen diseñando como si los que los leyesen fueran señoritos que van a hojearlos en el casino del pueblo, y no la gente normal que se encajan como pueden en el metro o el autobús o que deben convivir en barras de bar atestadas de maleducados clientes-, y luego tener que tirarlo en el contenedor de papel, me parece que el signo de los tiempos es Internet. Así que hay que leer la información a través de este medio. Pues bien, hoy he leído un interesante artículo sobre los legados artísticos escrito a seis manos por Torres, Rodríguez Marcos y Ruíz Mantilla. El artículo está bien, correcto, informa del delirante estado de algunos legados y de la injusticia de que los herederos, por el sencillo hecho de ser descendientes de un autor, tengan derecho a algo más que a recibir los derechos de autor que la obra de sus familiares sigue generando. Yo, en esto, coincido plenamente con lo que ha expresado muchas veces Andrés Trapiello: la pasta para los herederos -que a fin de cuentas es lo que les interesa-, pero las decisiones abiertas y públicas. Los herederos de Saint-Exupery se han forrado con el merchandising de los dibujos de su ancestro, por ejemplo, pero no sé qué les da derecho a decicidir quién hace las camisetas con esos dibujos.
Pero bueno, todo esto es accesorio. Lo que me ha llamado la atención es que en el artículo de la edición digital del periódico aparecen enlaces a las fichas biográficas de varios de los autores citados en el texto: Cabrera Infante, Cela, Alberti, Gil de Biedma y Paz. Todos están muertos, como es evidente. Pues bien, en el enlace aparece su fecha de nacimiento, pero no la de su muerte. Aparece detallada: día, mes y año -salvo Gil de Biedma, de quién no aparece el día exacto-, pero no aparece la de muerte. Tan sólo puede uno saber cuándo murió si sigue el hipervínculo. ¿Por qué no aparece la muerte? Se conoce que no vende, que no debe aparecer por ningún lado, no vaya a ser que el lector se asuste. Vivimos en un mundo que le da la espalda a la muerte, como concepto y como encarnación. A nadie le gusta hablar mucho de la muerte -bueno, ni mucho ni poco-, y tampoco se puede uno extender mucho hablando de cadáveres sin que los interlocutores de uno le miren mal. Un ejemplo más: los vampiros. Ahora se han puesto de moda los vampiros y todas las editoriales andan a la caza y captura de novelas sobre vampiros. Sirva, por cierto, como aviso para navegantes: si usted tiene una novela, no importa lo mala que sea, las que se están vendiendo como churros ya lo son, protagonizada por vampiros mándela a una editorial indicando claramente en el manuscrito que es de temática vampírica. Se la editan seguro. (Ya puedo imaginarme a un montón de autores de best-selleres potenciales maquillando sus textos para que aparezcan afilados colmillos y cuellos sangrantes).
La muerte es oscura, da miedo y hay que evitar nombrarla. No hay mejor modo de hacerla desaparecer que no mencionarla. De lo que no se habla no existe, que se lo digan, por ejemplo, a los apóstoles straussistas que ahora siguen negando que las intervenciones estatales en los bancos son actos de control casi marxistas. Bernanke, el presidente de la Reserva Federal de los USA, es experto en el Crack del 1929, y precisamente por eso está poniendo en marcha las acciones que entonces no se realizaron: intervenciones que acercaron mucho el proyecto del New Deal de Roosvelt a los conceptos de socialdemocracia intervencionista europea.
Vivimos en la oscuridad y por eso buscamos ensayos iluminadores. Llevo una semana encontrándome con frases en contracubiertas, fajas promocionales, dossieres de prensa en los que siempre se dice que el ensayo en cuestión es iluminador. No es ya sólo que no se usen verbos como clarificar, explicar, ilustrar, reflexionar y que ahora los ensayos parezcan todos escritos por el dependiente de la sección de lámparas de IKEA, no, lo que nos dice es que el mundo es oscuro -como un ataúd- y que necesitamos de ese ensayo para ver el camino y poder encontrar la salida de este laberinto en que nos vemos.
Si se hiciera un pormenorizado recuento de esas palabras que van bombardeando al ciudadano medio -propaganda al fin y al cabo- veríamos que todo se dirige a la preparación de la llegada de un nuevo líder, un mesías, que nos guiará fuera del sendero de la oscuridad en el que nos encontamos. "Y aunque camine por el valle de la muerte nada temeré, porque tu vara y tu callado me confortan".
Un nuevo mesías en un nuevo orden económico mundial. Zapatero se vuelve loco por asistir a la reunión donde se van a sentar "las bases del capitalismo del futuro". Ya ni siquiera se plantean el futuro del mundo, sino tan sólo el del mercado. Por eso no se habla de la muerte, porque todos lo estamos ya, muertos y desollados, expuestos en la carnicería para que el mejor postor se pueda ir con nosotros en la bolsa de la compra. Quién sabe qué cocinarán con nuestras carnes. Seguro que algo iluminador.