20 julio 2012

Vidas paralelas


uno. Desde que Verlaine publicase el libro Los poetas malditos el concepto del artista no reconocido por la sociedad, que malvive dentro de un ambiente bohemio o que sufre una vida trágica ha proyectado su sombra sobre la creación artística. Tan importante y productiva ha sido el malditismo que, en muchos casos, el único mérito que se ha esgrimido para defender a un autor ha sido su existencia desgraciada o un estilo de vida alejado del modelo burgués, sin valorar de un modo serio y ponderado el alcance de su producción. Hoy, que han pasado ya más ciento treinta años desde la publicación de aquel libro precursor, podemos afirmar que algunos de los allí recogidos y analizados son no sé si malditos, pero desde luego no fundamentales para entender la lírica de su tiempo o la posterior. Otros sí, y si lo son no se debe a esas circunstancias extraliterarias por las que se vieron, de algún modo, congregados a aquella reunión.

dos. La pose literaria es, como todo el mundo sabe, tan importante como la obra para hacerse un lugar dentro de panorama artístico en vida y, por descontado, desde ese presente proyectarse en el futuro. Por eso, y es algo que se ha señalado de modo reiterado por muchos ensayistas, es muy frecuente contemplar la paradoja de un autor exitoso que juega a enmascararse u ofrecer la imagen de ser un maldito en vida. Hay tantos autores que cuentan con el beneplácito de la crítica, el aplauso del público y buscan, además, parecer malditos que la misma idea de un escritor maldito se ha tornado hoy, más ingenua e innecesaria que incómoda.

tres. Porque el maldito es, ante todo, incómodo. Cuando Verlaine extrae la idea del maldito del primero de los poemas de Las flores del mal, “Bendición”, no está hablando de un artista que es marginado por la sociedad, no que elige apartarse, sino que la doxa del momento no es capaz de asumir la heterodoxia de su pensamiento. Es al verse rechazado por la sociedad cuando el maldito comienza a generar su moral propia, que en muchos casos pasa, necesariamente, por la negación de lo que la moral imperante considera apropiado. Es entonces cuando el creador marginado se sumerge en el entorno de los otros marginados sociales, la bohemia, como un espacio donde no es cuestionado, aunque, y no deja de ser doblemente frustrante para el artista maldito, la mayoría del lumpenaje que lo rodea sí que considera válidos los pilares morales burgueses.

cuatro. El libro Los malditos reúne diecisiete perfiles de escritores considerados como malditos escritos por otros diecisiete escritores que no lo son tanto. La duda que le asalta al lector desde el primer momento se refiere a los criterios Leila Guerriero, estupenda cronista ella misma, ha seguido tanto para seleccionar tanto a los retratados como a los retratadores. Dicho de otro modo, sería interesante saber si fue primero el huevo o la gallina, esto es, si Guerriero hizo la nómina de los perfilados y luego fue adjudicando cada autor a uno de los escritores o si la selección se basó más en los colaboradores del volumen y, cada uno de ellos, escogió al escritor objeto de su texto. Quién sabe. Pero sobrevuela sobre el libro, en todo momento, la duda de lo que se considera un “escritor maldito”. Por ejemplo, Adán vivió, sí, como un pordiosero debido a sus problemas mentales, pero desde muy joven fue considerado un poeta fundamental en su país. Algo parecido sucede con Alejandra Pizarnik, tan estimada en vida, que sufrió mucho debido, en buena medida, a sus enfermedades psicológicas. En realidad cuando uno transita por el libro va convenciéndose de que, quizás, habría sido más acertado llamarlo “Los desgraciados” ya que todos coinciden en la profunda infelicidad con la que vivieron.

cinco. Finalmente, lo relevante de un libro no es de quién habla, sino cómo se habla de ellos. Los malditos es un libro irregular, como sucede siempre cuando se reúnen textos de diversa procedencia y con distintas voces. En este caso son dieciocho, los diecisiete perfiles y el prólogo. Los hay más y menos logrados, y no siempre tiene que ver con el trabajo y esfuerzo que cada uno evidencia. Los hay en los que el autor demuestra haber leído muchos libros de y sobre el protagonista de su perfil, pero no logran atrapar al lector. Otros son más refrescantes y seductores, y en algunos casos no parecen haber requerido mucha más elaboración que los más aburridos. Alan Pauls escribiendo sobre Jorge Baron Biza está estupendo, lo mismo sucede con Daniel Titinger en su perfil de Martín Adán, Edmundo Paz Soldán sobre Jaime Saenz, Graça Ramos sobre Samuel Rawet (la traducción,por otro lado es muy plana, dan ganas de haber podido disfrutar del texto original), Rafael Lemus sobre Jorge Cuesta, Marco Avilés sobre César Moro o Mariana Enríquez sobre Alejandra Pizarnik, y el prólogo de Guerriero tiene pasajes de una rotundidad y belleza incuestionables. Los otros son textos válidos, pero no enamoran al lector con los protagonistas.

seis. Con todo, hay un detalle que resume, en buena medida, el enfoque y logros del volumen. Sería, por así decirlo, la idea de un pensamiento periodístico, al desplegar una mirada sobre la literatura está siempre tamizada por la mirada del cronista. Y lo verdaderamente sorprendente es que muchos de los autores de los perfiles, de algunos de los más logrados de hecho, son autores cuya trayectoria los relaciona más con la ficción que con el reportaje. Eso da mucho que pensar, por ejemplo, sobre la explosión de la no ficción y, sobre todo, en los cambios que en el paradigma narrativo se están produciendo dentro del ámbito hispanohablante. Los malditos es, en resumen, un libro concebido y construido desde una mirada más cercana al periodismo que a la crítica. Ahí se explican sus fallos pero, sobre todo, los rotundos aciertos que alberga.

Leila Guerriero (Editora), Los malditos, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2012
La fotografía es de Ourit Ben-Haim y pertenece a su proyecto Underground New York Public Library

19 julio 2012

Evguénie Sokolov, de Serge Gainsbourg



El autor Gainsbourg, una de las grandes figuras de la canción francesa, quizá el que mejor ha soportado el paso del tiempo, supo crearse varias personalidades para enmascararse frente a la presión mediática. La del cantautor irónico, la de la figura contestataria y la de un pintor excéntrico que sabe sacar partido a su principal defecto.

En síntesis Sokolov, trasunto del propio Gainsbourg, es un pintor que contempla perplejo el éxito de su pintura “flatulenta”. Sus expulsiones de gases son tan estruendosas que un día se le ocurre coger un pincel al mismo tiempo que comienza a expulsarlas. El éxito, el mundo del arte, los discípulos, todos reunidos en un ambiente pútrido.

Cita En los días siguientes, los críticos hablaron de hiperabstracción, de insistencia estilística, de misticismo formal, de certidumbre matemática, de tensión filosófica, de rara euritmia, de lirismo hipotético-deductivo, otros de estafa, de farol y de cagada.

Comentario Irónico, divertido, Gainsbourg supo leer el turbio panorama artístico de su tiempo, entregado ya el mercado, y devolvió una ingeniosa crítica que puede entenderse como simbólica o mordaz. Permanece el sentido cáustico de las letras del cantante y lo comprometido de su figura social. El prólogo, indispensable para los que desconozcan al autor, es espléndido. 
 

17 julio 2012

Huida sin fin


Soma Morgenstern conoció a Joseph Roth cuando tenían diecinueve y quince años respectivamente. Ambos habían nacido en Galitzia, de familia judía y se dedicarían a lo largo de su vida al periodismo y la literatura. Ahora se reedita un libro único, una perla porque no sólo por ser un libro maravillosamente escrito, sino porque es un testimonio excepcional de la vida de Roth y su entorno: “Huida y fin de Joseph Roth” (Pre-Textos). En él Morgenstern retrata la amistad que los unió y el progresivo deterioro físico provocado por el alcoholismo que llevó a Roth a la tumba cuando tenía tan sólo cuarenta y cinco años. Sorprende, si uno lo ve en las fotografías, conocer que murió tan joven. En ellas se aprecia la exacta descripción de su amigo: un enorme bigote, canoso, hinchado por el exceso de alcohol y la falta de comida. La vida de ambos fue, en realidad, una continua huida. En las notas del libro –por cierto, la edición de Ingolf Schulte es excepcional- se incluye un curioso detalle. Tanto Roth como Morgenstern incluyeron la palabra flucht (huida, fuga) en los títulos de varias obras. No es casual. Galitzia formó parte de más de cinco estados durante la vida de Roth, tenían varios pasaportes que usaban según sus necesidades, y se pasaron la vida huyendo. Morgenstern, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, se exilió a Nueva York, donde murió desconocido por todos y con sus libros desaparecidos en las librerías alemanas. Roth murió antes de que los nazis invadiesen Polonia, por lo que se ahorró un episodio más de su personal fuga sin fin. En la obra de Roth se percibe una nostalgia constante del ideal europeo que supuso el Imperio Austrohúngaro, la idea de una Mitteleuropa unida en la que había libertad de circulación y donde nadie era perseguido por su religión –la presencia del judaísmo es constante en la obra de Roth-, se hizo aún más idílica a medida que se alejaban de la caída de imperio. Leyendo la idea del mundo que tiene Roth se puede entender el ideal austrohúngaro como precursor de ese Mercado Común transmutado en estado con proyecto constitucional en el que vivimos. En cualquier caso, lo más interesante del libro es que rescata los ideales fundamentales de Roth. Por un lado la claridad: prefería los periodistas a los escritores, se burlaba de los escritores para escritores, y siempre despreció a los que se dejaban llevar por la retórica o el hermetismo. Un buen ejemplo es el momento del libro en que se narra como el hijo adolescente de Morgenstern le dice a Roth que le gustan sus libros porque entiende todo. Por otro la nostalgia del ideal habsbúrgico que quizá ha provocado que, en el actual panorama de recuperación de autores de la primera mitad del siglo pasado, el lector pueda confundirse. Poco tiene que ver Roth con la facilidad superventas de Zweig –ojalá los autores de best-sellers supieran escribir hoy como lo hacía Zweig-, o con el delirio kistch de Marái –recuperado por su aroma a naftalina, como un sofá estampado de Cuéntame-, su obra ha sido siempre exaltada por los que buscan en un libro algo escaso: verdad.

"La marcha Radetzky" (1932) es la obra maestra de Roth. Reeditada en diversos formatos por Edhasa. La identificación entre el emperador Francisco José y la familia Trotta, cuyos caminos se cruzan por primera vez en la batalla de Solferino, le sirve a Roth para retratar el esplendor y declive de un mito utópico, el del Imperio Austrohúngaro y la Finis Austriae.

Roth siempre presumió de su faceta periodística. "Viaje a Rusia" (Minúscula) reúne las crónicas del viaje que realizó a la Rusia posrevolucionaria en 1926. Lo que presenció durante su visita le desencantó del ideal comunista, con el que estaba muy ilusionado en la época. En el libro señala que el antisemitismo impidió a Trotsky tomar el control del partido comunista.

La editorial que más ha apostado por devolver a las librerías en ediciones actuales a Roth es, sin duda, Acantilado. Desde la indispensable “La cripta de los capuchinos” hasta los títulos recién editados: “La rebelión” o “Judíos errantes”, son doce los libros, de narrativa y ensayo, que ha editado ya. Y, afortunadamente, no parecen tener intención de detenerse. Agradezcámoslo.
 Este artículo apareció durante el mes de abril de 2008 en el diario Público

15 julio 2012

Literatura escatológica


Mientras para algunos son un lugar que no se nombra y del que se habla por alusiones, para otros son las mejores salas de lectura. Es el caso de Belén Sánchez y Pablo Macías, los autores de “Al fondo a la derecha”: “tenemos esa bella costumbre, es una forma sencilla de mejorar un acto cotidiano”. Para ellos se ha convertido en una obsesión: los iconos de baño. “Siempre nos ha interesado mucho el binomio funcionalidad-estética. Y desde luego, los iconos de baño se pueden considerar como unos de los más marcadamente funcionales. La gente únicamente va buscando el lugar donde tiene que entrar, y sin embargo, en algo así también cabe la estética.” Uno puede salir de viaje y fijarse en los monumentos o en el paisanaje, pero este libro da a entender que sus autores han visto en los iconos una síntesis de ambas opciones. “En nuestros viajes visitamos muchos más baños que museos. Tenemos más fotos de iconos que de nosotros mismos. Husmeamos las ciudades en busca de nuevos iconos. Y es un mal contagioso, todo aquél que tiene el libro, ya no ha vuelto a mirar las puertas de los baños públicos con indiferencia. Además hemos desarrollado un radar especial. Allí donde aparece un icono de baño somos capaces de verlo aunque esté en el fondo de una foto o salga en una secuencia de una película.” A fin de cuentas, los vemos todos los días y, salvo que la necesidad nos pille en casa, hay que dejarse guiar por dichos iconos. Están presentes en nuestra vida de un modo abrumador, pero parece que nadie repara en ellos. “Desde luego se pueden hacer lecturas y análisis más profundos que el meramente estético a la vista del material que hemos recogido para el libro. Toda representación gráfica es reflejo de la cultura local, y esto se extiende inevitablemente a la iconografía del baño. Pero también es cierto que la globalización ha llegado incluso a los iconos de los baños. Nos hemos encontrado un mismo icono en un baño de Nueva York, en París y en un bar de carretera de Badajoz.” Han reunido un catálogo amplísimo de 256 iconos recopilados en quince países en un libro-objeto que, irónicamente, consideran pensado para ser leído únicamente en el retrete, de ahí en nuevo concepto que han acuñado: el WCBook. “Solemos comentar que padecemos el síndrome de Diógenes digital, así que material para una segunda parte tenemos. Y seguimos haciendo fotografías… Pero probablemente no se materialicen en otro WCBook. Ahora estamos centrados en profundizar más en el proyecto. De hecho, estamos trabajando en una exposición para darle un carácter más artístico y explorar, más allá de la fotografía, el concepto funcionalidad-estética.” Como es muy posible que este libro cambie tu visión del mundo, o al menos de los retretes, el libro se acompaña de un desplegable que indica la ubicación de cada uno de los iconos del libro. ¿Turismo escatológico?: “Pues parece ser que es nuestro caso. En nuestros viajes visitamos infinidad de servicios. Aunque nos conformamos con llegar hasta la puerta, no entramos a menos que tengamos una necesidad fisiológica. Desde luego, existe el viajero curioso, el que disfruta traspasando las fronteras que marca la guía, el que mira siempre un poco más allá. Nuestra mirada se detuvo a las puertas de lo escatológico, y quién sabe si será el viaje estrella del verano que viene. ¡Nuestro libro sería la guía turística perfecta!” Con la experiencia, ¿han diseñado los iconos de su baño? “Diseñado, no…Encontramos en un mercadillo de Bruselas dos iconos de lo más barroco que ahora decoran nuestra puerta.”
Este artículo apareció en abril de 2008 en el diario Público

13 julio 2012

Íntimo y personal, sobre Sr. Chinarro


¿Por qué después de más de quince años de carrera un grupo se convierte en una referencia generacional? No basta con que “Del montón” sea pegadiza, no basta con tener el apoyo de una discográfica y los medios para llegar, cada día, a más gente. Quizá la respuesta esté en la honestidad de las canciones y la hondura de la propuesta de Antonio Luque. Frente a lo superficial y voluble del mercado discográfico, que cuando algo funciona comercialmente se dispone a lanzar un ejército de propuestas clonadas, o ante los productos prefabricados bien sea en programas de televisión o por parte de productores que imponen sus criterios a intérpretes que son meras marionetas, las canciones de Señor Chinarro destilan autenticidad a raudales.
Además, la sensibilidad de Antonio Luque es única dentro del panorama español. Hace canciones pop con letras profundas y sugerentes –nada que ver con los balbuceos o intrascendencia de la mayoría de sus coetáneos-, y se le considera un cantautor sin hacer las típicas canciones pegado a una guitarra y que parecen pensadas para el festival de la OTI –esas canciones ubicadas entre la progresía de palo y el lirismo baboso de un quinceañero-.
Y todo eso tomó cuerpo en el concierto íntimo –qué lujo poder asistir a un concierto así- del Colegio de Médicos. Arropado por batería, bajo y guitarra, protegido por una acústica, fue repasando algunas de las canciones más celebradas de sus dos discos anteriores –“El fuego amigo” y “El mundo según”- y presentando en directo buena parte del recién lanzado “Ronroneando”. Todo los que han seguido la trayectoria de Señor Chinarro saben de los conciertos accidentados de sus inicios. Pero eso ya ha quedado atrás, ahora suena siempre correcto, las canciones se suceden impecables –salvo un en la que Luque no terminó de entrar en el ritmo de tuna con que la tocaron- y se permite incluso bromas sobre la necesidad de afinar a la perfección las guitarras.
Cualquiera con oído y criterio sabe que Señor Chinarro son un de las referencias musicales actuales, lo que acudieron al concierto lo firmarían sin dudarlo. 
Aparecido en el diario Público en abril de 2008

11 julio 2012

Chirbes y Maillard, premios de la Crítica 2008




Una de las novelas más interesantes de los últimos años, que mejor han sabido hablarnos de la sociedad española entregada a la especulación inmobiliaria y en la que la superficialidad se ha hecho dueña y señora de las relaciones sociales, es Crematorio, de Rafael Chirbes. Lo único que justificaba la falta de un mayor reconocimiento por parte de los medios es su mirada insobornable, incómoda en su representación del mercado en el que hemos convertido nuestra vida y del que viven muchos de esos medios. La escasa atención del público se explica por el desconocimiento masivo de su obra, y el jurado del premio de la Crítica ha explicitado que uno de los motivos de premiar esta novela es llamar la atención sobre la trayectoria de un autor comprometido con su época y que ejerce de mo insobornable su compromiso ético y estético. Porque una de las razones por la que se ha soslayado la voz de Chirbes es su mirada realista y natural del mundo que le rodea, pero esa mirada se sostiene en la novela premiada por una estructura trabajadísima y un estilo que destaca precisamente por su transparencia, por la capacidad de transmitir pensamiento, frente a la grasa retórica que suele valorarse por estos pagos.
Chantal Maillard goza dentro del mundo lírico con un prestigio más indiscutido, sobre todo porque ha logrado aunar el reconocimiento crítico con el éxito popular –se han editado libros suyos con fajas promocionales, al estilo de los best-sellers-. La obra de Maillard destaca por su singularidad. Influida por el pensamiento oriental, entregada a una profunda reflexión sobre la filosofía dentro de la poesía y el lugar de esta en el mundo de hoy, como se puede ver en sus diarios.
Este año toca dar la enhorabuena a premiados y jurado: han acertado.

Aparecido en el diario Público en abril de 2008

09 julio 2012

Proyectos de pasado, de Ana Blandiana


Cada uno de los cuentos de Blandiana nos obliga a cuestionar no ya las ideas preconcebidas sobre este género o nuestra concepción del mundo, sino la función y la necesidad mismas de la escritura y la palabra.

Citas “Al fin y al cabo, el hombre más rico del mundo no es el que más come o el que mejor viste, sino aquel que puede hacerlo en todo momento.”

El autor Otilia Valeria Coman vivió, a través de la condena y muerte de su padre, las injusticias de una dictadura. Se le negó el derecho a estudiar en la universidad por ser la hija de un “enemigo del pueblo”. Adoptó como apellido el nombre del pueblo de su madre y, con tan sólo veintidós años, publicó su primer libro de poemas. Viajera infatigable como periodista –participó en el Mayo francés-, en los años setenta fue hostigada por la censura, que llegó a confiscar todos sus libros. También su labor lírica ha sido internacionalmente reconocida.

Síntesis Los invitados a una boda son detenidos y exiliados en diversos páramos de la geografía rumana donde aprenden a sobrevivir. Un delfín muerto escucha, varado en la playa, como unos hombres y niños dudan de su autenticidad. Una profesora universitaria decide criar pollos en su casa para evitar las colas de racionamiento y el hombre que la abastece de miel le vende a buen precio una docena de huevos. Los estupendos cuentos del libro cuestionan la oposición entre ficción y realidad.

Comentario Una de las realidades más terribles que nos ha enseñado la historia es que, frente a la fugacidad del presente y la rigidez del futuro, tan sólo el pasado puede ser, en realidad, objeto de transformación.  
¿Hasta qué punto nuestra vida no es más que una continua reformulación de nuestro pasado? Los cuentos de Blandiana giran en torno a esa hipótesis, a la pertinaz sospecha de haber cometido una falta, un error, que estamos obligados a purgar de un modo u otro. La resignada aceptación de la condena que se impone a los protagonistas del cuento que da título al libro nos remite a dicha culpa. El castigo que se les impone, paradójicamente, les protege de sus vecinos, les da tiempo y excusa para desarrollar una estricta supervivencia, un día a día ajeno a las presiones de la sociedad. 
¿Hasta qué punto estamos preparados para asimilar la irrupción de lo extraordinario en nuestra vida cotidiana? En “Aves voladoras para el consumo” –posiblemente uno de los relatos más bellos que he leído-, donde una profesora universitaria se ve sorprendida por el nacimiento de una docena de ángeles empollados en su terraza sin intuir lo que realmente eran, se plantea la necesidad de la ficción y la imaginación para hacer frente a las situaciones más duras de la existencia. La aparición de lo fantástico en estos textos subvierte los tópicos a que estamos acostumbrados, en lugar de una brecha inquietante en la lógica causal aparece como un rayo de esperanza, una oportunidad para algo mejor. Quizá porque la opresiva realidad de la dictadura que persiguió a la autora invertía los términos habituales. ¿Cómo es posible que hayamos permanecido tanto tiempo sin la literatura de Bandiana?  
Ana Blandiana, Proyectos de pasado, Periférica, Cáceres, 2008
Aparecido en el diario Público en abril de 2008

07 julio 2012

Las conversaciones de César Aira




El autor Escribe todos los días una hora a mano en los acogedores cafés del barrio de Flores. Ha publicado más de setenta libros con los que ha trastocado el canon de la literatura en castellano. En una novela imaginó un ejército de Carlos Fuentes clonados conquistando el mundo. Como respuesta, Fuentes pronosticó que será premio Nobel en 2020.

En síntesis Cada noche, el narrador de esta novela reconstruye las cultas conversaciones que mantiene con sus amigos en un bar. Una de ellas, que gira en torno a una película entrevista la noche anterior mientras hablaban por teléfono, sirve como detonante de una digresión en torno a las relaciones entre la realidad y la ficción: el artificio de lo verosímil.

Cita “El atractivo de las conversaciones estaba ahí: en que el otro fuera realmente otro, y su pensamiento fuera impenetrable para el interlocutor.”

Comentario Frente a la novelística habitual: sólida, enraizada en la tradición moderna, arquitectónica y generadora de espacios; la obra de Aira propone una novela líquida, enraizada en las vanguardias aunque abandonando sus aspectos más anecdóticos y banales. Allí el lector, sumergido en una continua digresión, sale ungido de sensaciones y reflexiones imperecederas. Más que una trama: vida.   
César Aira, Las conversaciones, Beatriz Viterbo, Rosario, 2008
Aparecido en el diario Público en marzo de 2008

05 julio 2012

Misterio y maneras de Flannery O'Connor



El autor Al diagnosticarle el lupus con veinticinco años le concedieron cinco años más de esperanza de vida, aguantó casi quince recluida en la granja familiar, llamada Andalusia, dedicándose a la cría de pavos reales y la escritura. Su legado son dos novelas, treinta y un cuentos, su correspondencia y una serie de reseñas y artículos literarios.  

En síntesis La intensidad con la que tuvo que vivir entregó a O’Connor una visión única de la literatura, que se plasma en estos ensayos, recopilados a título póstumo por un matrimonio de amigos. Algunos textos, dedicados a su fe católica son prescindibles, pero otros son piezas fundamentales para entender el alcance de la literatura y su verdad.

Cita “En realidad, creo que en la literatura contemporánea pasan más cosas –con menos furor en la superficie- de las que nunca habían pasado en la literatura anterior.”

Comentario La honestidad de su obra, su querencia por la verdad, aparece de un modo intensísimo en las reflexiones aquí recogidas. Su visión de la narrativa como un camino hacia la revelación puede hacer olvidar que toda esa visión teológica expuesta en estos textos puede ser leída por un agnóstico como una exégesis intensísima de la literatura.  
Flannery O'Connor, Misterio y maneras, Encuentro ediciones, Madrid, 2008
Aparecido en el diario Público en marzo de 2008
En la fotografía , tomada en Iowa en  1947,  Flannery O'Connor aparece acompañada de Arthur Koestler (izquierda) y de Robert Macauley

03 julio 2012

Los Budenbrook, de Thomas Mann



Con esta nueva y cuidada traducción de la primera gran novela de Mann continúa la actualización de los títulos del premio Nobel que comenzó con La montaña mágica.

Citas “En mitad de una reunión compuesta de comerciantes y de hombres con estudios, se te ocurre decir bien alto, para que lo oigan todos, que, en el fondo, bien mirado, todo comerciante es un estafador…”

El autor En la historia de los Nobel hay más ausencias que aciertos en su concesión, pero si en algún momento atinaron fue al premiar la obra de Mann. Sus ambiciosos proyectos novelísticos son, por un lado, la culminación de la gran novela decimonónica, pero, al mismo tiempo, está presentando ya un nuevo modo de mirar y representar la realidad. Desde el fino retrato social e histórico de “Los Buddenbrook” hasta la capacidad simbólica y discursiva de “La montaña mágica”, se construye una de las trayectorias más sólidas e imperecederas de la historia.  

Síntesis Cuatro generaciones de una familia de comerciantes de Lübeck sirven para hablar de los cambios en la sociedad y en la familia a lo largo del siglo XIX. La degeneración de la raza desde los fuertes y luchadores fundadores del negocio familiar hasta los débiles e hiperestésicos descendientes, incapaces de conservar la empresa heredada, sirve como excusa para hablar de una época convulsa en la que nada parece cambiar de puertas afuera mientras que tras los visillos todo se va derrumbando.  

Comentario A todo lector le sorprende conocer que este libro fue publicado cuando su autor contaba tan sólo con veinticinco años, tras haber trazado un  atento, pormenorizado y portentoso retrato de la sociedad burguesa de su ciudad natal que, por no salir muy bien parados en el mismo, no gustó mucho a sus paisanos. Mann evidencia de un modo claro que, ya desde sus inicios, se estaba labrando la obra de uno de los escritores más importantes de todos los tiempos, destinada a transformar la concepción misma del hecho de narrar. Con esta nueva traducción revisada, que se edita acompañada de útiles añadidos como un árbol genealógico, un mapa de Lübeck y notas a pie de páginas aclaratorias –nunca exhibicionistas del saber de la traductora-, se devuelve a la actualidad una novela que, en realidad, nunca ha dejado de ser frecuentada por los amantes de la literatura. Cuando recibió el Nobel, los académicos suecos destacaron, lógicamente, de entre su obra este fresco histórico que es, de sus novelas, la más entroncada con las grandes novelas del siglo diecinueve –de hecho se puede decir que representa la sublimación de ese modo de entender la novela- frente a otras obras posteriores, más incómodas para ellos, que escapaban a al rígido canon académico del momento.
Pero, por encima de cuestiones que interesan en mayor o menor medida a los historiadores de la literatura, lo mejor de Los Buddenbrook es la novela en sí, llena de personajes únicos, escrita con una humanidad subyugadora y narrada con una de las prosas más bellas y tersas que se han escrito nunca. Sumergirse en esta novela, que permanece siempre actual y con plena vigencia, es un placer indescriptible.  
Thomas Mann, Los Budenbrook, Edhasa, Barcelona, 2008
Aparecido en el diario Público en marzo de 2008

01 julio 2012

Trabajos del reino de Yuri Herrera



El autor Fruto destacado del mestizaje actual de México, ese país que no olvida sus raíces pero que mira siempre al norte, Yuri Herrera ha publicado tan sólo esta novela, por la que ha sido recibido como una realidad –nada de promesa- de la literatura mexicana actual. Está llamado a poner voz a la frontera de Río Grande.   

En síntesis El Artista, un compositor de corridos, logra un hueco en la corte del Rey. Todo jefe de un cártel de la droga necesita difundir sus hazañas y mitificar en la memoria popular sus actos. Pero no cuenta con la fina mirada del Artista a la hora de contemplar, y mostrar, la vida de palacio.

Cita El Artista advirtió que la gente reparaba en él sólo cuando cantaba o cuando querían que alguien escuchara lo cabrones que eran.

Comentario Esta novela nos entrega una certeza: la importancia del mito, de generar una ficción que sobrevivirá a los recuerdos como fuente de la Historia. Demuestra que los mecanismos no han variado mucho desde el Renacimiento: el poder se sirve del arte para generar una imagen indulgente y satisfecha de sí mismo. Un libro único, cautivador.
Yuri Herrera Trabajos del reino Periférica, Cáceres, 2008
Aparecido en el diario Público el 8 de marzo de 2008 
La fotografía es de Daniel Mordzinski