14 mayo 2007

Las churras con las merinas

Vivimos unos tiempos muy extraños, idiotas en verdad, donde todos podemos ser juzgados con la seguridad de ser condenados. La razón es simple, todos somos culpables -preguntar a Kafka por qué- y no merecemos ser escuchados antes de la ejecución de la sentencia.
Andan los judios en Gran Bretaña algo revueltos por unas declaraciones de Brian Ferry en las que alaba el trabajo de Lenu Riefensthal, de Albert Speer y la capacidad que desarrolló el Tercer Reich de crear iconos visuales. Tan ardientes han sido las protestas que los grandes almacenes Mark & Spencer han cancelado un contrato vigente con el líder de Roxy Music como imagen de su línea de moda masculina. Por encima del síntoma meramente superficial -yo creo que es mejor para Ferry dejar de ser la imagen de unos putos grandes almacenes- me llama la atención la estulticia entre la que nos movemos. ¿Quién, con un mínimo de cultura audiovisual, negaría las excelencias del trabajo de la Riefensthal? ¿Quién, con unos escasos conocimientos de la Historia del arte, o con una mínima sensibilidad estética, negaría la excelncia de los edificios de Speer? ¿No es cierto que las investigaciones y hallazgos propagandísticos, y estéticos, de los jerarcas nazis son la base con la que trabajan muchas de las empresas de publicidad que montan las campañas de marcas en las que Mark & Spencer y muchos ricos empresarios judíos británicos tienen intereses?
La incultura, la hipocresía, hacen siempre acto de presencia en la vida pública.
Hace tres años, en la editorial Acantilado se publicó un libro fundamental, el Diccionario críticos de mitos y símbolos del nazismo de Rosa Sala Rose, en el que se repasa toda la iconografía y mitos de los que hizo uso el Tercer Reich. Leyendo ese libro uno puede sorprenderse de la enorme cantidad de detalles, de pormenores, que hemos heredado del gobierno nazi. ¿Qué hay que hacer, negarlos? Esos idiotas que se rasgan las vestiduras y que apelan a los seis millones de muertos judíos -ignorando el resto de millones gitanos o de otras confesiones religiosas que también fueron asesinados en los campos de concentración- son los primeros que usan como banderas de su ideología muchas novedades que nacieron dentro del sistema nazi. La protección de los animales, la eduación física obligatoria, los controles de los productos que consume la población, las autopistas, y muchos más aspectos que hemos interiorizado dieron sus primeros pases en los doce años de gobierno nazi en Alemania.
Vivimos rodeados de incultos y de hipócritas. Que, además, gritan muy alto.