18 julio 2006

Una vida hecha desde las lecturas

Cuando alguien comienza a hablar de bibliotecas y autores el primer autor que viene a la cabeza es Borges. El escritor bibliotecario –sabemos que algunos de sus mejores cuentos los escribió en algunas de las bibliotecas en las que trabajó- ha quedado fijado en el ideario común como el escritor de los libros. La lectura de Construyendo Babel, de Hilario J. Rodríguez, presenta una alternativa muy interesante a la manera borgiana de ver el libro. Borges en muchas ocasiones se jactó de los libros que había leído y en sus textos vemos que son, sobre todo, los conceptos, ideas y paradojas que extrajo de ellos los que condicionaron su obra. Se ha dicho muchas veces –lo especificó Juan Bonilla en un gran cuento- que Borges extrajo todo de los libros. No porque tuviera poca vida, sino porque no supo ver lo que tenía ante los ojos. Pessoa, un autor de vida marcadamente anodina, resulta mucho más vitalista que el autor bonaerense, y eso se debe a que supo ver lo que tenía ante los ojos.
Hilario J. Rodríguez se nos presenta a través de este libro como un autor consciente de que su vida está muy marcada por los libros que ha leído y que atesora pero, frente a la visión borgeana, esas lecturas están íntimamente unidas a la vida. El gran acierto de este libro es mostrar a los ojos del lector la unión entre los libros y sus autores y las experiencias personales del propio Rodríguez. No hay una sola referencia “cultista” a un libro, no hay una sola anécdota que no encuentre su reflejo en algunas de las lecturas que se inventarían en el libro. No es fácil lograr un texto en que la vida literaria y la vida personal se unan, y este texto es un ejemplo de que las lecturas pueden enriquecer la vida y los modos de enfrentarse a ella, y de que la vida es una referencia más y un punto de partida y llegada de toda lectura.
Tras leer las páginas de Construyendo Babel el lector tiene una idea clara de la vida de su autor, de algunos de los momentos duros que ha tenido que pasar, de la terrible presencia de su padre –con el que establece una relación de herencia-resistencia evidente-y de las vivencias que tiene por vivir. Hilario J. Rodríguez ha hecho una biografía literaria en la que su vida se entrelaza con una de sus grandes pasiones –la otra, la del cine, lo ha convertido en uno de los críticos cinematográficos más lúcidos e interesantes de este país, y una de las razones por las que uno compraba el ABC los sábados hasta hace un par de meses- y el resultado es un libro que se lee con placer gracias a su estilo natural, con su prosa exacta y natural a partes iguales, y que va convenciendo a los puntos, porque no exagera los dramas de su existencia, los va mencionando en los sucesivos textos hasta que uno tiene una idea bastante aproximada de cómo ha llegado a donde ha llegado.
Si en la televisión pública se hicieran las cosas por profesionalidad y no por amiguismo, no sería el tostón de Rioyo el del programa de libros, sería Hilario J. Rodríguez, no creo que haya mucha gente que sienta tanto amor por los libros y sea capaz de transmitirlo con tanta sabiduría, enraizando el disfrute de la lectura en las vivencias del día a día.

Hilario J. Rodríguez Construyendo Babel Tropismos, Salamanca, 2004