Una de las cosas que a cualquier lector atento le hace sospechar de los suplmentos culturales de los periódicos de gran tirada es la inclusión -con la pérdida irreparable de espacio que eso supone- de una página dedicada a mostrar la lista de los libros más vendidos. Curiosamente el Bobelia es el único que no cae en ello pero por la sencilla razón de que, como brazo armado e intrumento de prestigio de un grupo editorial con la potencia económica de Prisa, no puede consentir en ningún momento que haya otras editoriales copando dicha lista.
Pero tanto el Gutural del Mundo, como el ABCDario o el Postura/s sí que ceden espacio del suplemento a dichas listas.
En dichas secciones se especifica, normalmente, la procedencia de los datos, pero no se avala con ningún tipo de acreditación que nos permita creer lo que allí se dice. Algo parecido sucedía en la Feria del Libro hasta hace unos años con lo de la lista de los libros más vendidos. El método, muy artesanal, no consistía en dotar a cada caseta de una caja registradora automatizada con un lector de código de barras que fuera registrando los IBAN de cada libro -aprovecho el momento para recordarle a Teodoro que sería un modo algo costoso pero muy útil desde el punto de vista estadístico para analizar el éxito de esta cita anual, así como el caprichoso sistema de reparto de casetas, en el que las pequeñas editoriales son las que, siempre, salen malparadas, en tanto que son editoriales y ni libreros ni distribuidores les quieren para repartirse el pastel, y como son pequeñas no pueden ejercer presión como las grandes-, no, consistía en el reparto de un folio fotocopiado en el que el dependiente de la caseta debía pormenrizar título, autor, ISBN, precio y número de ejemplares vendidos. Tanto un amiguete mío como yo decidimos reventar el invento y poníamos unas cifras abultadísimas de ventas de los libros más raros de las editoriales donde trabajábamos. Pero esos libros nunca aparecieron en las listas, así que, como no entendíamos por qué no se tomaban en serio nuestras listas, pero sí lo hacían con las de las casetas de Alfaguara o Planeta, decidimos dejar de entregarlas. A la luz de lo que se indica debajo de esas listas en los suplementos culturales no puede uno fiarse mucho más de ellas.
Pero vayamos más allá, seamos audaces, y demos por buenas las listas. Todas, incluidas las de paises extranjeros del Gutural, la de libros en catalán de Postura/s -¿por qué no aparecen dichos libros en una lista sin más?, ah, porque no aparecerían, claro-, cualquier lista de libros vendidos vale. Si un charcutero colocase una lista de piezas más vendidas, ¿estarían las primeras las mejores? Pues no, seguramente el jamón de bellota no estaría en la lista. Estaría el chopped, la mortadela, un jamón de york de tipo medio, algo de queso, un choricito común para el bocadillo de los niños... Y nadie en su sano juicio vendrá a decirnos que el chopped es mejor que el jamón de Guijuelo -como sucede hoy en el mundo del libro por cuestiones de mercado. O, lo que sucede con muchos autores que nos intentan colar de rondón como gran literatura por el mero hecho de que vendan libros -algunos incluso llegan a académicos-, cuando nos intentan hacer ver que el chopped es, directamente, un cinco jotas.