29 junio 2006

Por el mar corren las liebres

ABC lanza una nueva campaña de promoción en televisión. La gente del grupo Vocento ha decidido que el buque insignia del sector prensa destaque en su publicidad la importancia que se le otorga en el periódico a la palabra frente al resto de los diarios, que cada día se centran más en la imagen –a ser posible a todo color y bien grande- a imitación de los modos de la prensa deportiva o del corazón, que son los que realmente venden. Que en un medio escrito haya que darle más importancia a la palabra, y hacer gala de ello, revela hasta dónde hemos llegado en la idiotización progresiva y preocupante de los medios de comunicación.
A uno le gustaría por otro lado que en el ABC le dieran importancia no sólo a las palabras –la palabrería es otra de las posibilidades de alguien que se centra en la palabra, como sabe cualquiera- sino a la información, a ser posible lo más veraz e imparcial posible –ya ven que al final es uno ingenuo y todavía busca estas cosas, pero tampoco va a andar por ahí diciéndolo, no vaya a ser que los “enteraos” le señalen a uno por la calle como a un bicho raro- que es lo que se espera.
Pero lo que más me ha sorprendido es que esta campaña encuentre su principal medio de difusión en la televisión –que no es un medio precisamente escrito ni muy leído- y que el anuncio se dedique a resaltar la emisión radiofónica del Mercury Thatre comandado por Welles como un modelo a seguir.
No quiero yo sacarles los colores a los directivos del ABC y del grupo Vocento en general, ni tampoco a los publicistas que han montado la campaña, pero me gustaría señalar la incoherencia de destacar una emisión ficcional que logró engañar a un buen número de oyentes a pesar de su falsedad, con la idea de información “veraz” y “contrastada” que uno asocia con un medio de comunicación. Supongo que al periodista del Usa Today que se inventaba las crónicas le habrán ofrecido un contrato en el ABC, o al periodista de guerra que mandaba las noticias sobre la guerra –no sé si la del Golfo, la de Yugoslavia, la de Afganistán o la de Iraq, hay tantas guerras tontas- desde el salón de su casa.
Tampoco quiero parecer listillo, pero tampoco supondría una novedad respecto a la línea habitual. Yo cuando hojeo el ABC, y lo hago casi todos los sábados cuando lo compro por el suplemento cultural, tengo la sensación de que se lo inventan todo, porque las noticias y los enfoques parecen de otro mundo, como de Marte, a lo mejor por eso les gusta tanto la retransmisión del gran Orson Welles.