Parece ser que el boca a boca funciona y cada día más gente se acerca a ojear esta bitácora. Para mi sorpresa me llegan, además de los comentarios a cada entrada, correos electrónicos y llamadas al respecto de los asuntos que en la bitácora se tratan. Parece ser que lo del boca a boca frente al boca oreja ha despertado interés. Dejando a un lado los fanáticos de Boca Juniors que se alegran mucho de que, en un caso o en otro, se hable de los colores que son su pasión -no es broma-, de lo más interesante me lo ha hecho llegar mi amigo Pedro Navarro. Traductor y profesor de español para extranjeros, tiene acceso a una página web de recursos llamada Formespa donde ha encontrado interesantes aportaciones al tema.
Parece ser que el origen de esta expresión es la francesa de bouche à l'oreille. Hemos conseguido averiguar de dónde nacen estas ingeniosas aportaciones a la lengua castellana: del extranjerismo y el papanatismo cultural más irredento. O sea, la expresión francesa que designda, a juicio de los que la usan, los mismo que la española, es mejor que la autóctona. Deben ser los mismos que, entre un mal novelista vallisoletano y un mal novelista gascón se quedan con el gascón. Pues nada, espero que disfruten con el exquisito jamón pata negra que hacen en Nantes.
A la luz de los comentarios que, sobre dicho tema, se daban en la web mencionada -y que el amigo Pedro me ha hecho llegar en un mail, porque piden una clave para acceder a dichos recursos-, se ve que en la enseñanza del español para extranjeros sigue produciéndose un desfase importante entre la pragmática y la lógica. Lo que no deja de ser curioso porque debieran ir unidas. Parece ser que todavía hay problemas para distinguir entre el significado literal de una frase y el significado real, pragmático de la misma. Y eso despierta en mí la incertidumbre de qué entendrá esta gente que aprende español cuando escucha giros como "pasarse por la piedra a alguien", o "mandar con viento fresco" o "ir al quinto pino", etc.
Bien, visto lo visto voy a esperar que el boca a boca de sus frutos, mientras la gente que se encarga de que la comunicación se extienda de "boca a oreja" siga dándole vueltas al mecanismo del bocadillo de chorizo.