16 enero 2006

Instrucciones de uso

Le cojo prestado a Perec medio título de su novela para hablar de la incapacidad de algunos para moverse por el mundo.
Supongo que el estado de indignación en el que me encuentro se debe a que hoy, camino del trabajo, dos señoras -ya saben, las de mejor especie: más de cincuenta y menos de setenta- casi me sacan un ojo con el paraguas. ¿Por qué no prohíben el uso del paraguas en este país, habida cuenta de que la gente no sabe usarlos? Basta que llueva para que la oficina se llene de anécdotas de gente que les ha agredido -No lo he hecho a drede, no se ponga usted así, hombre, Perdone usted que le grite por haberme sacado un ojo- con un paraguas en medio de la calle.
Algo parecido a los de la gente que no sabe usar el paraguas le pasa a los que deciden quién debe ser jurado de los British Book Awards británicos. Como premios son, de por sí, bastante curiosos, porque igual premian a un autor por consenso crítico que a uno cuyo mérito es haber vendido mucho.
De hecho premiraron a David Beckham por su autobiografía My side -lo siento, he buscado el título en internet y paso de buscar cómo la tradujeron, porque seguro que lo tradujeron. La razón fundamental del premio se debe a que fue la autobiografía de mayor y más rápida venta en el Reino Unido de toda la historia. Bien, evidentemente un jurado le da los premios a quien quiere, pero no deja de ser muy custionable que, además del éxito mercantil de un producto, luego le llegue el reconocimiento de prestigio de un premio que debería reconocer a los libros bien escritos.
Porque ahí es donde surje la otra gran duda que este ingenuo escriba se plantea. Que Beckham no domine el español es, en cierto modo, lógico. También que la vida en palmitas que llevan los futbolistas hace que, tras un par de años por estas tierras no hablen mucho mejor que un turista después de quince días en Benidorm. Pero lo que tal vez muchos no sepan es que el señor Beckham tiene fama de taruguillo, de chico poco brillante y bruto hasta decir basta en el hablar que no hace sino levantar suspicacias sobre la verdadera autoría del libro. ¿Ha escrito él el libro o lo ha hecho un periodista? La respuesta obvia es que alguien le ha echado una mano.
Por eso lo extraño es que este año Beckham va a ser uno de los miembros del jurado de los British Book Awards. O sea, que alguien que, con casi total seguridad, no ha escrito un libro, sino que como mucho lo ha dictado para que alguien lo pula, va a juzgar los libros de otros.
En fin, sobran comentarios.
Y la nave va.