19 enero 2006

Valor y precio


Ha querido la "casualidad" que coincidan en fechas dos ediciones distintas del Paraíso perdido de John Milton. Pongo entre comillas lo de casualidad porque cada vez son más las casualidades de este tipo en el panorama editorial español. Sucedió con Proust y su Recherche, sucedió recientemente con el Genji Monogatari, y ha vuelto a pasar con Milton. Pero no, no se preocupen, no es de filtraciones editoriales de lo que voy a hablar.
Me llamó mucho la atención que en un periódico destacasen dentro de la noticia sobre la presentación de una de las dos ediciones referidas, la de Galaxia Gutenberg para ser exactos, que Milton cobró por su poema tan sólo 10 libras.
Es muy normal, al hablar de los creadores, sacar a reducir este tipo de insustancialidades que, por otra parte, son mentira. O peor aún, son medias verdades.
Por un lado hay que dejar claro que la cantidad cobrada por una obra es algo irrelevante, algo que le puede interesar a un biógrafo, pero que no le debe importar a un lector o receptor de la obra. ¿Que Van Gogh no vendiera un solo cuadro en vida es importante?, ¿que a Cervantes o a Milton les dieran dos duros por su obra es importante? No lo es, porque no es algo consustancial a la obra. Si nos fijamos en estas cuestiones estamos distrayendo la atención de las realmente relevantes. En la misma presentación del libro se destacaron asuntos mucho más interesantes, como el hecho de que por la noche ideara sus versos, memorizándolos y dictándoselos a la mañana siguientea un amanuense. Bueno, el señor Atreides lo pinta mucho más épico e interesante de lo que seguramete fue para convencer a los periodistas de que hablen del libro -o tal vez lo pinte así el periodista sobre unas correctas y exactas palabras del traductor, hoy por hoy no puede uno casarse con nadie.
¿Por qué hay que seguir alumbrando al malditismo para que la gente lea libros? Cada vez que para convencerme de la grandeza de un artista alguien recurre a lo canutas que las pasó me pongo en guardia.
Eso es algo anecdótico, que no tiene nada que ver con el arte. Pasando hambre escribió Cervantes el Quijote y agasajado por el emperador escribió Virgilio su Eneida, ¿es mejor una obra que la otra?
Pero es que, además, se dicen las cosas a medias. ¿Sabe el señor Atreides cuánto eran 10 libras de la época? Tal vez no fuera una fortuna, pero seguro que no era una miseria. Hoy con cinco pesetas no se hace nada, pero cuando yo era pequeño con un duro daba para bastante, y cuando mi padre más todavía. Así que en 1667 debía ser un dinero esas 10 libras que cobró el señor Milton. A lo mejor resulta que esas diez libras eran, en la época, algo parecido a los anticipos fastuosos que ahora consiguen los representantes para los autores de éxito. Tal vez se Milton era envidiado por sus compañeros como lo son hoy Amis o Houllebecq, que han visto como les deban el oro y el moro por sus libros sin haber leído una sola línea.
Me molesta que, como ahora el mercado manda, y todo tiene un precio, haya que saber qué precio le puso el autor. No sé si para poder calcular la espectacular plusvalía generada, la verdad.
Me viene a la memoria esa genial frase de Oscar Wilde, que fue un generador constante de frases geniales, en la que dice que solamente un necio confunde valor y precio.