30 agosto 2007

Un gruñón muy simpático


Umbral no ha tenido suerte en su funeral. Su muerte ha caído entre la de unas de las grandes actrices del cine español y la de un futbolista joven y saludable al que se le ha parado el corazón por accidente. Y en medio se ha ido Paco Umbral, uno de los escritores más carismáticos -quizá el más- de España, casi de tapadillo.
Yo le conocí hace ya ocho años, cuando le hice esta entrevista con la percha de su libro viagramático que he repescado de los años en que el Word Perfect era mi herramienta de trabajo. Más que un gran escritor -que podía ser genial y único como lo fue en Mortal y rosa-, o como el primer contestatario de la televisión banal que usa a los invitados como carnaza en que se convirtió involuntariamente, le recordaré siempre como el hombre que, abrigado con una bata, se comía el membrillo y los dátiles de la merienda mientras le entrevistaba. O como el simpático gruñón que se negaba a que le hicieran foto alguna hasta que su mujer, España, no le había dado el visto bueno a su afeitado y le había peinado convenientemente.
Ahí va la entrevista, con el mayor respeto y cariño, y luego dos fragmentos tensos y bellísimos del que, para mí, es su mejor libro. Tan bueno que sepulta al resto cuando te preguntan por un libro suyo.

P-Bueno, pues lo primero de lo que quería hablar es sobre el libro que acabas de sacar, Historias de Amor y Viagra. Es un canto al sexo, con la excusa del Viagra, pero el sexo siempre ha estado muy presente en toda tu obra. ¿Cómo ves el sexo? En literatura, sobre todo.
R- Viagra no es sólo un pretexto, es un hilo que une todas las historias. Son unas experiencias viagramáticas, digamos.
P- No, me refería a pretexto porque está construido a la manera de los libros de relatos medievales, que tiene como cornice el tema del experimento encargado por la revista, la Viagra, y desde ahí surge el canto al sexo, a las mujeres, los nueve tipos diferenciados de mujeres que planteas, totalmente identificables.
R- Totalmente distintas unas de otras, totalmente reales.

P- Bueno, ¿cómo aparece el sexo en tu literatura? Desde los primeros textos periodísticos, hasta ahora. ¿Es liberadora, está concebido como algo oscuro, pecaminoso?
R- Bueno, yo creo que no he inventado el amor, quiero decir, que no se ha escrito sobre otra cosa que de hombres y mujeres de amor y de sexo, en todas las literaturas, y un poco de guerra... Yo no he inventado nada, el tema no es nuevo, puede ser nuevo en cada escritor el nivel al que se trate, el amor, el sexo, etc... Lawrence en El amante de lady Chatterly hace del sexo una especie de glorificación, de religión de mitificación panteísta, Henry Miller lo trata como una mercancía despreciable, digamos. No se ha escrito sobre otra cosa en la novela, en el teatro, no digamos en el cine. Las diferencias están en el tono, en el nivel de cada autor, y luego, o sobre todo, en lo que el sexo es para cada escritor, como digo para unos ha sido sublime, para Platón el amor es la culminación de las cosas, para otros ha sido una materia de investigación, de profundización en el hombre, como el marqués de Sade, y para otros ha sido un ingrediente más de la vida, casi animal, como es el caso de Henry Miller y luego Bukowski y otros. En cuanto a mí, depende de los libros, en algunos he tratado el sexo de una manera muy lírica y en otros de una manera muy cruda, depende de muchas maneras, de lo que se quiera decir, de cómo haya sido la historia que se quiere contar, si ha habido una historia real detrás. Para mí el lenguaje más adecuado para hablar de sexo es el lenguaje lírico, no me gustan mucho los libros de sexo directo. El lenguaje lírico de Nabokov, y creo que en este libro, como ya ha señalado algún crítico, he abandonado un poco ese tono lírico porque todo el libro es más casi periodístico, está escrito como por un periodista, es un poco más callejero, tiene muchas referencias a la actualidad misma, a la actualidad de cuando yo escribía el libro, en agosto. Tiene una escritura más directa que la mía habitual, más callejera, y por lo tanto el tratamiento de lo erótico es más directo, más crudo, más desagradable que dirían las señoras.

P- Al principio del libro dice que sí ha usado el viagra para realizar estos textos, pero ¿el punto de partida es impostado o es real? ¿Ha usado realmente el viagra?
R- Esto es un encargo de París-Match, yo colaboro habitualmente y el director me dijo que si yo me prestaría a hacer una experiencia con Viagra. Y le dije que bueno. Entonces, mediante todos los trámites necesarios, los médicos que me tenían que decir si yo podía tomar eso, la importación de USA porque por entonces no había llegado aquí, allá por junio o julio, no recuerdo. La medida de la dosis, hecha por un andrólogo, hicimos las experiencias, varias, yo lo escribí y salió en la revista. Luego, como había descubierto un mundo rico, se me ocurrió, yo tenía necesidad de seguir con el tema y el medio era el relato corto, estas nueve historias.

P- Y la alusión, que el Viagra permite escribir mejor. Es un dopaje, un nuevo paraíso artificial.
R- El Viagra no es más que un modificador del sistema vascular, lo descubrieron porque estaban buscando algo para evitar los infartos. Entonces se trata de que cuando hay un problema de riego defectuoso, de infarto, se intentaba inyectar sangre en el corazón para hacer desaparecer el peligro de infarto. Eso lo están a punto de conseguir, entonces comprobaron que algunos enfermos confesaron a los científicos que aquello no funcionaba debidamente para el corazón, pero en cambio les producía unas erecciones tremendas, entonces ellos comprendieron el mecanismo. Consiste en controlar el riego, potenciándolo de modo sectorial, y por sí sólo se estaba dirigiendo a las zonas erógenas, y en estos hombres estaba produciendo un efecto muy fuerte, y había una solución a los casos de impotencia masculinos, de cualquier tipo, por edad, por enfermedad, por timidez, impotencia juvenil, impotencia madura, cualquier impotencia, transitoria, permanente. Tiene sus contraindicaciones, como toda medicina, siguen trabajando en esa dirección, van a trabajar sobre la mujer, sobre la impotencia femenina, que también tiene casos infinitos en el mundo. Y el mecanismo es igual, una descarga de su propia sangre. A efectos de la función sexual, está resuelto con cuatro horas de plazo, que hay tiempo para hacer muchas cosas. No han renunciado, aunque esto lo hayan comercializado, a su primer objetivo que era el corazón. De modo que no se trata, como dicen por ahí, yo oigo cosas que me indignan, una señora, que parecía muy culta dijo “ese mejunje”, es decir, hay una enorme ignorancia, pero peor es que no hay ganas de enterarse, dicen, eso es como los crecepelos, es un truco, lo igualan con las drogas, es otra cosa, mucho más sencillo, una corrección del sistema vascular en determinado momento, que tiene un efecto medio de cuatro horas. No es más que eso. No hay paraísos artificiales.

P- No, me refería a que decías que escribiendo se nota que la cabeza funciona mejor bajo los efectos del Viagra. Una comparación entre su libro y Los paraísos artificiales de Baudelaire.
R- Efectivamente, como es una pequeña revolución del cerebro. Pero no tiene nada que ver, Baudelaire tomaba laúdano, esto no es más que una rectificación del riego sanguíneo. Ahora, la gente dice que es una droga con absoluta ignorancia. Una persona, después de estar hablando durante un buen rato, me dice, bueno, y cuanto dura el tratamiento. No es un tratamiento, usted la toma cuando va a acostarse, no son unos antibióticos, se toma un día porque le hace falta. La intensificación del riego es razonable, y dura más, he notado que escribía con mayor facilidad.

P- En tu libro Lorca, poeta maldito, fuiste el primero que hiciste una reflexión sobre la homosexualidad de Lorca, un análisis serio, la gente se te echó encima. ¿Cómo ves el estado de la figura de Lorca?
R- A mí me gustaba mucho cierto Lorca, desde joven. Un día se me ocurrió, cuando levaba publicados dos, cuatro libros, hacer un libro sobre García Lorca, salieron en los cincuenta unas obras completas, que no eran completas, en Aguilar, las trabajé mucho y se me ocurrió la idea de estudiar a Lorca. Yo siempre he tenido una vocación de ensayista fuerte. Me pareció que una de las claves que estaba sin estudiar en Lorca era su homosexualidad, que para mí tenía interés a efectos de que tiene mucha repercusión en su obra, mucho más de la que parece, y eso estaba sin explicar, y yo traté de explicarlo.

P- El hijo de Greta Garbo, una elegía, un canto a tu madre.
R- Una novela, una novela de una señora que, casualmente, era mi madre.

P- Y está ambientada en Valladolid, una ciudad de provincias.
R- La ciudad es Valladolid, pero bueno, yo creo que no se habla de Valladolid, sino de la provincia española.

P- Has hablado de Valladolid como la madre.
R- No. He hablado de dos ciudades fundamentales en mi vida, hablando del afincamiento del escritor: Valladolid o la madre y Madrid o la literatura.

P- Sobre la literatura de la memoria, que siempre está muy presente en Francisco Umbral.
R- Sí yo creo mucho en la literatura de la memoria, creo que todo es literatura de la memoria y el que no lo quiera reconocer o no se entere pues peor para él. Creo que todo es autobiografía de alguna forma, de una forma o de otra, pero bueno, la biografía descaradamente asumida está en mis libros. En unos más que en otros, en lo narrativo: las novelas, los libros de memorias, etc. Naturalmente en un libro como el de Lorca no pinta nada mi madre.

P- El yo continuo en la obra de Umbral, incluso en novelas donde aparentemente no tiene el porqué ver con Umbral escritor, pero siempre está narrado desde un yo y siempre se trasluce realmente la figura de Umbral.
R-No, ya explicó muy bien Marcel Proust en un par de ensayos que no hay que confundir, primero al autor con el narrador, el autor del libro, el que cobra los derechos, no es necesariamente el narrador, el que narra la novela y el narrador no es necesariamente el protagonista, de modo que hay tres desdoblamientos: el autor real, que sale en los periódicos, el narrador, que no es el mismo, y el protagonista. Esto hay que diferenciarlo mucho. Si yo asumo el papel de narrador, el narrador es un personaje más, no es al autor, aunque hable en primera persona y el protagonista. Estos personajes pueden estar fundidos en uno o pueden estar separados, pero conviene distinguir a los tres, a uno de otro, para no hacerse líos en la cabeza, y no creer porque el lector poco experto, si lee en la novela un asesinato contado en primera persona puede pensar que el asesino es el autor. No tiene nada que ver, el uso de la primera persona es un uso del narrador, que unas veces es el protagonista y otras no. Pero vamos, lo claro, una teoría que Proust enseñó a los críticos, porque era mucho más listo que ellos, es que hay tres personas en la gestación de una novela, el autor, el narrador, si está narrada en primera persona, y el protagonista. De modo que yo soy, o no soy, uno de esos señores. El autor desde luego soy siempre, el narrador a veces y el protagonista a veces también, otras no.

P- Y en libros tan íntimos como Mortal y rosa, ¿se puede rastrear ahí a Umbral?
R- Sí aparece, claro que aparece, lo que pasa es que... Magritte pintó una pipa, y lo tituló: Esto no es una pipa. De modo que desde el momento en que una persona, empieza a escribir o a pintar, a hacer arte con la vida aquello se transforma se hace otra cosa. Mi madre es pero no es mi madre, yo no creo que mi madre fuera eso exactamente, porque es un ser transformado por la escritura. La madre, el hijo de
Mortal y rosa, etc. cualquier personaje. El hecho de que sea un retrato mío... pues no soy yo. El arte no consiste en copiar las cosas, sino que por el mero hecho de someter una persona, una cosa, a un proceso creativo, sale otra cosa. Esa identificación absoluta, matemática, geométrica, de la realidad con el arte, en este caso con la escritura es falsa, y hace mucho ya que estamos de vuelta de eso.
P- ¿Es todo literalizable? ¿Cualquier aspecto de la vida se puede recrear en la literatura?
R- Sí claro, absolutamente todo. De la vida y de lo que uno piense sin salir de su propio cerebro. En Kafka hay muchas cosas que salieron de su cabeza, nunca se convirtió en una araña o en una cucaracha, como en
La metamorfosis. Son cosas que salían de su cabeza.
P- En Los botines blancos de piqué, haces un análisis muy profundo de toda la obra de Valle, pero es más un reflejo. El juego de espejos de la portada, ¿es realmente un libro sobre Valle-Inclán o un libro de Umbral a través de Valle?
R- No, en absoluto. Esa idea de las fotos enfrentadas fue idea de la editorial, me mandaron un día a hacerme unas fotos, y yo no sabía que era para enfrentarlas a esa foto, no me gusta mucho la idea, pero fue una cosa de la editorial, yo no me ocupo de las portadas, bastante hago con escribir los libros, yo no me ocupo de las portadas. Por otra parte yo no tengo nada que ver con Valle-Inclán, yo no llevo barba larga, a mí no me falta un brazo, yo no he sido carlista, yo no he escrito teatro, yo no he tenido seis u ocho hijos, yo no tengo que ver nada con Valle-Inclán.

P- Bueno, pero eso son más que nada aspectos externos, yo me refiero a literarios.
R- No, cuando uno es biógrafo, ensayista y decide estudiar a un escritor, naturalmente elige a un escritor que le es grato, que le es afín. A mí no se me ocurriría hacer un libro sobre Baroja, no sobre Galdós, porque no me son afines sus ideas, sus estéticas. Pero los escritores que yo he estudiado, el primero fue Larra, luego Lorca, Gómez de la Serna, González Ruano, Valle-Inclán, y todavía pienso hacer un Quevedo, es que me son escritores muy afines, que he leído y releído toda mi vida, pero eso no quiere decir que yo tenga nada que ver con ellos, en absoluto. Son afines literariamente.

P- Y ese libro que mencionas en tu diccionario, "no renuncio a escribir un libro sobre Borges: poeta, mentiroso y ciego"
R- Entonces estaba yo leyendo a Borges, que siempre me gustó mucho, le estaba leyendo intensamente, incluso tenía la idea de hacer... No, el Borges que yo hubiera hecho, ya no lo voy a hacer, yo hubiera hecho solamente el Borges poeta, la obra poética que la tengo por ahí en varios libros. Por eso iba a ser Borges: poeta, mentiroso y ciego. Hombre, porque el hizo una obra de arte de la mentira, poeta es un enorme poeta y ciego, toda la vida presumió de ciego, pero al final estaba ciego de verdad. Hubiera hecho sólo el Borges poeta que me parece el mejor, pero vamos, no, no lo voy a hacer.

P- Y también los has mencionado, González Ruano, que es un gran olvidado hoy en día. Lo reivindicáis cuatro, lo ha abandonado todo el mundo.
R- Sí yo tengo mi libro sobre González Ruano,
La escritura perpetua. Lo ha abandonado todo el mundo, porque hoy en día nadie lee a Azorín, nadie lee a Hinojosa, o a cualquier otro poeta que era del veintisiete, por ejemplo este año se ha celebrado el centenario de Lorca, pero también el de Dámaso y Aleixandre, que son de la misma generación, nacieron el mismo año, y se ha hablado sólo de Lorca, no se ha hablado de Aleixandre, que es un poeta quizá tan bueno como Lorca, no se ha hablado de Dámaso, que no era tan buen poeta, pero era otras cosas, era un sabio y un ensayista, un estudioso, un crítico de primera categoría europea. Bueno, pues esto es así, se pone y se quita un nombre, nadie sabe porqué.
P- ¿Estás de acuerdo con la visión de Andrés Trapiello de que hubo gente que ganó la guerra y perdió los manuales de literatura?
R- No sólo estoy de acuerdo sino que lo sabía mucho antes de leer a Trapiello.

P- Me refería a que cuando apareció el libro fue la polémica que suscitó.
R- Sí, pero las razones políticas de momento pueden influir en los aprecios y los desprecios de un autor, pero no son sólo las razones políticas, son sobre todo las modas, cada nueva generación necesita descubrir sus maestros, inventar sus antepasados, y si los maestros estaban siendo unos determinados, pues la nueva generación se inventa otros. En los años sesenta estábamos en plena poesía social cuando llegó don Ginferrer, y Carnero y otros con una poesía neomodernista, totalmente diferente, invocando, claro, otros maestros, y cambiaron de rumbo la poesía española. Pero esto es lógico, es el juego generacional, gracias a ello progresamos, si no estaríamos siempre en lo mismo.

P- Hablas mucho de poesía, nunca te has sentido tentado de escribir versos, porque tienes una prosa muy lírica.
R- No, cuando me enamoro escribo algún poema, pero ya me enamoro muy poco, nada, cada vez menos

P- La literatura periodística.
R- Sí es una pasión. Me gusta mucho, tiene mucha tradición en España y en Francia, hasta Baudelaire hizo periodismo, y en España, primero Larra, luego Mesonero y Cavia, y luego todo el 98 hizo mucho periodismo, el 27 menos, pero luego... Ortega hizo mucho periodismo, y la generación de Ortega, muchos libros de Ortega, desde luego La rebelión de las masas fueron artículos en los periódicos. Y después de la guerra hay toda una generación de escritores de periódico importantísimos, eran más o menos del movimiento, de la falange, de aquella cosa de Franco, claro, porque si no, no habrían estado allí, los habrían matado a todos, pero algunos son muy buenos Agustín de Foxá, Ruano, Eugenio Montes, Sánchez Mazas, Víctor de la Serna, Michelena, García Serrano, un falangista furioso, navarro, pero escribía espléndidamente bien, esos son los que perdieron los manuales de literatura, pero son grandes escritores. Les ocurrió una cosa, como ganaron la guerra y estaban ellos solos porque la literatura de izquierda o estaba en el exilio o estaba enterrada, se quedaron solos, dueños de todo. A mí me decía Miguel Mihura que iba a Chicote, en la Gran Vía, y aparcaba el coche allí delante, donde quería. Claro, estaban solos y podían aparcar donde querían, había cinco coches en Madrid. Esto pasó en la literatura, como tenían esas grandes facilidades porque no había otros, y continuamente tenían conferencias y cosas, es decir, vivían bien de la literatura, pues casi ninguno hizo obra, no hicieron obra en libro, Sánchez Mazas hizo un par de libros que están bien Rosa Kruger y Pedrito de Andía, pero en general se dejaron perder en la molicie de la victoria, que no les interesaba nada y procuraban no vivir de eso, a Sánchez Mazas le hizo ministro Franco y no fue nunca a los consejos de ministros, jamás, hasta que Franco mandó quitar la silla. De modo que el exceso de victoria, murieron de éxito, como decía Felipe González hace tiempo, murieron de éxito por el exceso de victoria. Por otra parte tenían una crisis personal porque no creían en aquello que habían defendido, porque vieron en qué consistía la victoria y vieron que no era eso. Foxá hizo Madrid de corte a checa y algún otro libro muy hermoso porque era un gran escritor, vistos desde la derecha claro, y fue una generación un poco perdida sí.

P- ¿Y Ridruejo?
R- Es que no era nada en concreto, era un hombre muy inteligente, era un político idealista, que no conectaba nunca con la realidad. No tenía nada que ver, fue fascista hasta el alma, disfrutó mucho en la Alemania nazi, odiaba a los judíos, era fascista, era un hombre bueno, una buena persona, pero la verdad es que era un nazi absoluto. Y como poeta pues olvidado porque era un poeta mecánico, tecnicista, que hacía los sonetos a fuerza de técnica, pero donde no había emoción, ni vida, ni nada. Como prosista inteligente y lúcido, con toques literarios buenos, pero tampoco hizo..., algún diario, algunas cosas, cuando estuvo en la División Azul hizo una cosa de Rusia. Es bonito pero no es una obra sólida ni abundante.

P- Bueno, realmente se le conoce más por ser el traductor de El quadern gris de Pla.
R- Sí, de una parte, porque no acabó la traducción. Es que su mujer era catalana, es catalana, que vive, y ella era la que traducía del catalán y él lo ponía en buen castellano, lo que ella traducía literalmente. Yo he estado en su casa, en la calle Ibiza, muchas veces cuando estaban trabajando en esto, tenían todo el suelo lleno de papeles de la traducción, iba terminando folios y los echaba al suelo, y luego o al día siguiente, o por las noches, se dedicaban a poner orden en todo aquel trabajo. Recuerdo el suelo totalmente lleno de papeles y era la traducción de El cuaderno gris.

P- El interés por la columna es por su mezcla de estilos y porque es perecedera su temática…
R- No es perecedero, Larra no es perecedero, es el escritor más importante en España del siglo XIX, por sus artículos

P- Lo comparo con la columna que se hace hoy en España.
R- Es que esto no es una cuestión de géneros, no es más importante el señor que hace un soneto. Ningún poeta que hace sonetos en el XIX ha quedado como Larra por sus artículos. La importancia no la da el género, la da el hombre, el individuo, no el género que elija, porque todos elegiríamos las odas al Santísimo Sacramento y seríamos los mejores, no. No hay géneros mayores o menores, depende del individuo que lo haga
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P- Entonces faltan ahora columnistas en España.
R- ¿Qué faltan? No, yo creo que sobran, están los periódicos llenos de columnistas.

P- Es a lo que me refiero, faltan columnistas de calidad.
R- No, también hay buenos, Manuel Vázquez Montalbán, Manuel Vicent, Vicente Verdú, hay unos cuantos, Porcell en Barcelona hace una columna diaria en La Vanguardia que está bien. Pero hay tantísimos porque hoy es la moda, y hoy quieren ser desde los veinte años columnistas, y el columnismo es el tramo final del periodismo, la cumbre, y quieren empezar por arriba.

P- De toda la vorágine de nuevos narradores que han aparecido en los últimos años, ¿te quedas con alguno?
R- Nombres concretos, no, porque no hay que decir nunca que uno es mejor que otro, nunca en literatura porque son cosa heterogéneas, no se puede comparar lo de uno con lo de otro. Lo que sí puedo decir generalizando es que el tono es bueno, en cuanto que es un tono más conectado con el mundo, menos cerradamente español y casticista, como fue en los años cuarenta y cincuenta, en los sesenta ya empieza a abrirse más la literatura. El tono es mejor en ese sentido, ahora, se está escribiendo cada vez peor, los libros están cada vez peor escritos. Se escribe horriblemente mal, la gente joven escribe horriblemente mal, hay muy poca gente que sepa escribir. Quizá por la influencia americana, sobre todo, que lleva implícito un cierto conocimiento del inglés, está bien estar influidos por un país que siempre tiene una literatura en vanguardia, pero en cambio, esto es a costa de no conocer el español, no conocerlo en absoluto, horrorosamente mal.

P- Tal vez es porque el lenguaje periodístico está desbordando los límites y cada vez se escribe más como una crónica de sucesos.
R- Hombre, hay media docena de columnistas.

P- No, me refiero a la crónica de sucesos, no al columnismo. El nuevo periodismo de Wolfe, que puede estar influyendo negativamente en el lenguaje literario.
R- No, el nuevo periodismo fue un invento que no era un invento, ya se había hecho en Europa mucho tiempo antes, Hemingway lo había hecho en su país. Bueno, fue un nombre afortunado. El nuevo periodismo, entendido como periodismo literario, es muy importante el estilo. Tom Wolfe escribe muy bien, todos sus artículos están muy bien escritos, y su novela La hoguera de las vanidades está muy bien escrita, y esta que ha sacado ahora aún no la he leído.

P- No hay traducción. ¿Cómo ve Umbral escritor al Umbral figura pública?
R- No hay tantas separaciones, tantas fragmentaciones, si no uno sería un caos, una multitud, una verbena. Yo soy el mismo, el escritor, la figura pública, el político, el mismo. El hombre está compuesto de muchas cosas, el hombre no es un maniquí del Corte Inglés, está compuesto de muchas cosas, y todas esas cosas hacen al hombre.

P- No, era más que nada porque cuando he comentado: “Voy a hacer una entrevista a Francisco Umbral” he oído opiniones de todo tipo, del suerte, al ten cuidado, etc.
R- Sí, pero esto es igual, todos los hombres que vienen a entrevistarme vienen dispuestos a pelearse conmigo, y todas las señoritas que vienen a entrevistarme vienen temiendo que las voy a violar. Esto son cosas que se dicen.

P- Yo tengo una duda, no sé si es una impertinencia, pero, ¿por qué el cabreo con Mercedes Milá?
R- Una historia malvada de Mercedes Milá, porque yo esa tarde presentaba un libro mío, La década roja, es una historia del año 92. Se cumplían diez años de gobierno socialista, lo presentaba por la tarde, no sé en que sitio de Madrid, y estaba aquí el editor y todo el mundo, muchísimos invitados, y ella me llamó para que fuera a su programa, que era a la misma hora, que me lo iba a dedicar entero, había recibido el libro y le había encantado, le había gustado mucho y me iba a dedicar el programa entero. Yo le dije que tenía esto, y ella, pero no importa, un poco más tarde, cuando haya sido la presentación, mandamos un coche de televisión allí, a donde me dices, al sitio, y vienes al programa. Entonces yo le dije al editor, van a venir a buscarme, me van a dedicar el programa entero, y es terrible tener que dejar a esta gente cuando ha venido aquí para estar con nosotros, y dice: No, no, vete porque vale la pena, era un programa que estaba muy de moda, dedicado entero al libro, no pasa nada, vete. Y efectivamente, llegó el coche y me fui. Y aquello estaba dedicado a un incidente que había tenido Felipe González en la Universitaria, que le habían silbado los estudiantes, y Mercedes Milá, que debía ser muy felipista, había hecho un programa, o le habían mandado hacerlo, donde esto se explicaba de otra forma. había allí estudiantes invitados para opinar, de una y otra opinión y tal, y ponían videos continuamente de aquel acto de Felipe González. Y así iba pasando el programa, y cuando ya quedaban cinco minutos dije, pero bueno, me has traído aquí para hablar de este libro y de este libro no se ha hablado para nada, y me ponía disculpas y cosas, y digo no, yo he venido a hablar de mi libro y esto es otra cosa, esto no es lo que tú me has dicho, me has sacado de mi libro. Una maldad de esta mujer y, claro, yo me indigné. Yo he venido a hablar de mi libro, que es lo que tú me has dicho, si no, no había venido. Y en el intermedio de publicidad me dijo: Hombre, esto me lo podías haber dicho ahora y no antes. No, sí es que yo quería que se enterase toda España, cómo voy a esperar a la publicidad para decírtelo.

P- Para cambiar de asunto, yo veo la obra literaria de Umbral como un conjunto, donde cada libro vendría a ser un ladrillo que se va sumando para crear a una casa. Hay una idea que rija su obra, una concepción. Hay una ligazón.
R- Bueno, no es un plan deliberado, yo soy partidario de sentarme a los veinte años con un papel y decir, yo en esta vida voy a escribir esto y esto y...

P- No, no me refiero a Guillén haciendo Cántico, sino de una manera más espontánea.
R- Hombre, es inevitable, claro, hay unos temas recurrentes, que vuelven siempre. Como son las ciudades que he dicho antes: Valladolid y Madrid. Yo he vivido en Nueva York, no se me ocurrirá escribir una novela sobre Nueva York, claro, es un sitio que no conozco suficientemente. Hay unos temas recurrentes, como el de la madre, muchos temas de Madrid, entonces, uno quizá vuelve a escribir siempre de lo suyo, de lo mismo, pero eso es el mundo del escritor, el pequeño mundo de un escritor sobre el cual debe volver siempre, porque si ese escritor que hace un viaje a la India, y escribe de la India, y luego de China, me parece un escritor turístico, el caso de Hemingway, que como tal escritor a mí no me interesa mucho, porque es un escritor turístico, y va a Africa a cazar elefantes y escribe Las nieves del Kilimanjaro, y esas cosas. Es el escritor cosmopolita, el típico best-seller, que no me interesa nada.

P- Me refería por ejemplo al caso de Vargas Llosa, que en cada novela trata de crear un mundo, dar una idea, antes de su cambio ideológico, como contraposición.
R- Todos estos escritores hispanoamericanos, ese boom, que era una cosa compacta, que además les había dado unidad su identificación con la revolución cubana, todos estos hombres se vinieron abajo, el boom se hundió, se desinfló, cuando le dieron a García Márquez el Premio Nobel. Todos soñaban con el Nobel, a ver a quién le tocaba, le tocó a García Márquez, y yo creo que era el mejor, que le tocó muy bien, pero todos estos quedaron deshechos, porque claro, para ellos ya quedaba cerrado. Cortázar optó por morirse, Carpentier también, Vargas llosa optó por ser presidente de Perú, cosa que no consiguió nunca, luego optó por hacerse muy de los USA… Es decir, toda esta generación ha quedado muy dañada por el Nobel de García Márquez, parecía que tenían la misma edad, que podía haber sido para otro, yo creo que no, que fue muy justamente para García Márquez, aunque sea por una sola novela se lo merecía. Una sola novela magnífica, espléndida. Entonces ya no han vuelto a ser los mismos, incluso Borges, que era de una generación anterior, quedó afectado, porque comprendió que tampoco podía ser para él.

P- Hombre, a Borges… Desde que dijo el académico sueco que no se lo iban a dar, ya lo sabía.
R- Hombre, es que Borges políticamente, además de muy reaccionario, era muy infantil; porque el año que se lo iban a dar le había invitado Pinochet a Chile para ponerle unas medallas, y él fue allí, saludó a Pinochet y le puso las medallas, y se jugó el Nobel. Y era el año que se lo iban a dar.

P- ¿Dónde ese ve Umbral en la Historia de la literatura, o en el panorama de la literatura española?
R- Yo no me preocupo de esas cosas, no sé que lugar ocupo ni si ocupo un lugar, escribo lo que me apetece, escribo para vivir, porque vivo de lo que escribo, y surge Viagra como en este caso lo hago. No me preocupa, no lo sé.

P- Yo creo que como entrevista ya está bien, sin tiene algo más que decir...
R- No, a mí si no me preguntas nada...


Mortal y rosa


Vengo del noroeste, verde, monstruoso, musical. Vengo del agua extensa y el infinito nublado, horas verdes paradas sobre el bosque, rutas cambiantes a través del mundo, qué rincones de luz, de agua, de tiempo, entrevistos al paso, en la carrera, qué orbes pequeños, claros y quietos, para quedarse eternamente.

Biografías redondas, cuajadas de un vistazo. Es el paisaje quien viaja. Un pescador, una mujer por el camino, un niño en el barro. Toda una vida vista en un momento. Los montes pasan como música, los bosques cantan como orfeones, los cielos viajan como rías. Pero si nos paramos, si echo pie a tierra, el mundo es inmenso, quieto, solemne. Pasamos de un tiempo a otro tiempo. La eternidad se hace lentísima. Ya no hay música ni coros ni viaje. Sólo la perpetuidad oscura de un cielo devorado por los altos bosques y las crudas montañas. Ahora ya no soy el señor fugaz de vidas y haciendas, sino que desaparezco: soy la mirada ciudadana y cansada que no puede coger en su red débil el pez inmenso y coleteante del mundo.

La mar o el mar. Volver. Hubiera querido ser una de esas pequeñas vidas, completas dentro de una cabaña, una barca, un regato. Mas no pertenezco a esto. La naturaleza, tan soñada de lejos, tan leída, sólo me da, aquí, la dimensión de mi soledad. Es del tamaño de lo que no soy. Puedo escribirlo todo, pero la literatura es la distancia definitiva que perpetuamos entre nosotros y las cosas. (La literatura ya no es para mí, como antaño –ay- una manera de posesión y fornicación con el mundo, sino la secularización de mi aislamiento.) Rías, cielos, vidas, lluvias, mares, montes, bosques donde nunca fui ni soy ni seré libre. Respiro hondamente y el mundo me traspasa.

Luego tristemente, se retira de mí.


Estoy oyendo crecer a mi hijo.




Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más.

Qué estúpida la plenitud del día. ¿A quién engaña este cielo azul, este mediodía con risas? ¿Para quién se ha urdido esta inmensa mentira de meses soleados y campos verdes? ¿Por qué este vano rodeo de la muerte por las costas de la primavera? El sol es sórdido y el día resplandece de puro inútil, alumbra de puro vacío, y en el cabeceo del mundo bajo un viento banal sólo veo la obcecación vegetal de la vida, su torpeza de planta ciega. El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar.