17 marzo 2006

Síndrome de Peter Pan

Internet es una de las armas más interesantes que se han inventado para evitar el pensamiento único, no sé si, cuando la idearon, esos informáticos entendieron que estaban ejerciendo de creadores de un nuevo mundo.
Si un habitante o, mejor dicho, un ciudadano -que tiene otros matices de responsabilidad civil y de gobierno- se tuviese que contentar hoy con estar informado con lo que la televisión, la radio y los periódicos informan -ojo: no he utilizado disyuntivas, me refiero a ver los informativos de televisión y escuchar los de la radio y leer los periódicos- no sabría casi nada. La realidad es que todos estos medios de comunicación existen en tanto son capaces de generar dinero a sus propietarios, y si no le generan se echa el cierre y todo el mundo tan pancho. Pero hay muchos otros medios de información libres que uno puede encontrar en la red y que son los que realmente informan de muchas de las cosas que le importan al hombre de la calle. No deja de ser un contrasentido que la información real, veraz, esté en Internet, y no en los medios de comunicación, donde lo que no vende, no genera de un modo directo o indirecto plusvalías, no tiene hueco. Así, en un mundo donde el "medio de comunicación" funciona como catálogo, auncio o comercial, y ahí está el grupo Prisa como paradigma perfecto de lo que hablo -y su cohorte de imitadores, claro, porque ahora hay mucho aprendiz de Polanco en los otros grupos empresariales dedicados a los "media"- se tiene que recurrir de un modo casi desesperado a Internet. Si alguien no está demasiado convencido de lo que digo puede, por ejemplo, buscar en páginas como Indymedia donde encontrará información puntual sobre el clima de agitación social de Francia. Como sucedió con la crisis anterior, la de los suburbios parisinos, la política ultrliberal del gobierno de Villepin -que no ha sido elegido presidente en elección alguna- y de su doberman particular, el amigo Sarkozy -tiene blog, es de llorar, puede verlo aquí- ha originado unas agitaciones sociales que puede intentar sofocar -hasta la fecha esta no la ha controlado y la anterior cesó por voluntad de los propios chicos de los suburbios y la presión social, no por la labor policial- para satisfacer los requerimientos de sus votantes más radicales y reaccionarios.
De lo que no se acaba de informar por los medios de comunicación masivos es del alcance real de los disturbios, de los numerosos ataques que se producen en los distintos arrondisements y en otras poblaciones. Internet está sirviendo como medio eficaz de propagación de información y tanto es así que el propio gobierno francés está intentando poner trabas a las páginas web y foros desde donde se informa para controlar el problema que ellos mismos han creado.
Hace unos meses eran inadaptados, hijos de inmigrantes que no se sienten franceses, pero tampoco de su país de origen. Jóvenes sin futuro a los que era fácil tildar de delincuentes. Pero, ¿y ahora? Los que ahora están tomando la Sorbona, los que salen a la calle, los que han quedado mañana en la plaza de Denfert-Rocherau, en el corazón de Montparnasse, para manifestarse son estudiantes, hijos burgueses a los que se les tildaba con adjetivos como "conformista", "adocenado", "banales", etc. Pero son ellos los que salen a la calle ante algo indefendible, una ley que sitúa más diferencias entre ciudadanos. Hasta los 26 no tienes derechos, se prolonga una infancia que la sociedad se ha encargado de prolongar hasta el infinito ¿para qué? Para mantener bien atrapados a los ciudadanos, ellos los llaman consumidores, mediante el niño, el adolescente, el joven que llevan dentro, ese que no debemos perder nunca porque es el objetivo de todas las campañas de publicidad, es el target que buscan los responsables de marketing de las empresas.